Linfoma
Tratamiento y servicios integrales para pacientes diagnosticados con linfomas.
Los linfomas son un grupo de enfermedades diversas, producidas por el aumento neoplásico (crecimiento descontrolado de las células, en este caso glóbulos blancos) de células en los tejidos linfoides, que son los encargados de transportar células del sistema inmunológico a todo el cuerpo. Los linfomas se manifiestan generalmente con el aumento del tejido, principalmente en los ganglios ubicados en zonas como cuello, axilas e ingle, aunque también pueden afectar el tracto gastrointestinal, el bazo, la médula ósea, el cerebro o los riñones, entre otros órganos.
Según el tipo de células del sistema inmunológico que resulte afectado, se puede determinar qué tipo de linfoma es: tipo Hodgkin o No Hodgkin.
Linfoma No Hodgkin:
El linfoma No Hodgkin es una categoría de linfoma que ocupa el puesto número 12 en las llamadas masas anormales malignas más frecuentes. En total se presentan 5,1 nuevos casos por cada 100.000 habitantes y tiene un nivel de mortalidad aproximada de 2,7 personas por cada 100.000 habitantes. La cantidad de casos aumenta levemente en países desarrollados, y disminuye a 3,5 por 100.000 habitantes en países no desarrollados.
La edad promedio de diagnóstico de este linfoma es 64 años, pero esta enfermedad puede aparecer a cualquier edad. Igualmente, tiene mayor presencia en los hombres.
Según estudios, el linfoma No Hodgkin tiene diferentes variedades o subtipos como linfoma B difuso de célula grande, linfomas foliculares o linfomas de células del manto. Estas clasificaciones, que son muy técnicas, las determinan los expertos y tienen diferentes grados de incidencia y enfoques de tratamiento.
linfoma Hodgkin:
El linfoma Hodgkin es una enfermedad maligna del tejido linfático que representa el 0,7% de todos los tipos de cáncer.
Al año se presentan 59.000 nuevos casos en el mundo, y tiene mayor probabilidad de aparecer en personas entre los 20 y 24 años, y en mayores de 60 años. Para los pacientes, la expectativa de la evolución de los linfomas ha mejorado gracias a los avances en los tratamientos, entre los que se destacan diferentes tipos de anticuerpos monoclonales (sustancias producidas en laboratorio capaces de neutralizar un desencadenante inmunológico de enfermedad específico o antígeno) y el trasplante autólogo (trasplante de células sanas del propio paciente, que ayudan a combatir la enfermedad). Se trata de uno de los tipos de cáncer que puede curarse en una mayor cantidad de pacientes.
¿Cuáles son los factores de riesgo o causas de los linfomas?
Linfoma No Hodgkin
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Tener entre 60 y 69 años de edad.
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Ser hombre.
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Ser de raza blanca: hay estudios que indican que las personas blancas de Estados Unidos tienen mayor probabilidad de padecer este tipo de linfoma.
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Tener antecedentes en familiares de primer grado de consanguinidad (padres, hijos, hermanos).
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Exponerse a productos químicos y medicamentos como el benceno, ciertos herbicidas, insecticidas y productos que se usan para la agricultura.
Linfoma Hodgkin
Los factores de riesgo para el linfoma Hodgkin no se encuentran completamente definidos:
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El linfoma Hodgkin suele relacionarse con la mononucleosis o infección por el virus de Epstein Barr. Este es un tipo de infección que afecta el sistema inmunológico y que se relaciona con al menos un caso de cada mil de linfoma Hodgkin.
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El linfoma Hodgkin puede ocurrir a cualquier edad, pero se presenta especialmente en adultos jóvenes, entre los 20 y 29 años, y aumenta el riesgo después de los 55 años, especialmente en hombres.
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Los hermanos o hermanas de pacientes diagnosticados en la juventud tienen mayor riesgo de padecer este linfoma. En el caso de gemelos idénticos, el riesgo es alto, por lo que es importante realizar chequeos preventivos.
En su etapa inicial, los linfomas pueden aparecer, generalmente, sin ningún tipo de síntomas. Sin embargo, se debe prestar atención a señales como:
- Inflamación de ganglios o bultos debajo de la piel, en zonas como cuello, axilas o ingle. Estos bultos normalmente no duelen, pero sí pueden estar más sensibles después del consumo del alcohol.
- En el linfoma Hodgkin se encuentran los síntomas B:
- Fiebre intermitente sin motivo aparente, que puede durar semanas.
- Sudoración nocturna.
- Pérdida de peso involuntaria (de por lo menos un 10%) en menos de seis meses.
- Las personas con parientes que tienen o han tenido este tipo de cáncer y presentan signos como cansancio extremo, pérdida de apetito o picazón en la piel, deben consultar oportunamente al médico.
¿Es posible detectar el linfoma con chequeos preventivos?
En la actualidad no existen pruebas confiables que ayuden a predecir la aparición de un posible linfoma, pero la detección temprana puede convertirse en una buena alternativa para descubrirlo en sus etapas iniciales.
Para el diagnóstico de los linfomas se realiza una valoración física completa, en la que se buscan algunos bultos y adenopatías (hinchazón de los ganglios linfáticos) de consistencia cauchosa y que no duelan durante la palpación, en zonas como cuello, axilas e ingle. También se identifican masas en el abdomen y aumento en el tamaño del hígado o del bazo.
En estados más avanzados y poco frecuentes de la enfermedad, como cuando se compromete la médula ósea, el paciente puede presentar signos como palidez, taquicardia, dificultad para respirar, poca tolerancia al ejercicio, anemia o procesos relacionados con déficit de glóbulos rojos, hemorragias, disminución en las plaquetas e infecciones con bajo conteo de células blancas, conocido como neutropenia.
En el caso del linfoma Hodgkin, se debe hacer una biopsia para reconocer las alteraciones celulares. Junto a los síntomas B (descritos arriba), estas alteraciones indican que al paciente se le debe realizar pruebas complementarias y TAC, que permitirán identificar las características de las masas.
En algunos casos se indicará la tomografía por emisión de positrones, una prueba que permite encontrar de forma más detallada las lesiones existentes y conocer el estado en el que se encuentra el paciente.
¿Cómo deben los pacientes diagnosticados manejar la enfermedad?
Los pacientes diagnosticados deben seguir las indicaciones del médico tratante y del equipo interdisciplinario de la Fundación Santa Fe. Este equipo también integrará aspectos como la nutrición, el ejercicio físico, la salud mental, la psicooncología y las imágenes diagnósticas, entre otros.
Cada linfoma tiene unas indicaciones específicas de tratamiento de acuerdo con las condiciones de cada paciente. No obstante, se deben tener en cuenta algunos consejos generales para mejorar los resultados y disminuir los efectos secundarios de los tratamientos:
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Tomar los medicamentos a tiempo y con las indicaciones correspondientes.
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Asistir a los controles y seguimientos con los médicos y el equipo de salud, para llevar adecuadamente el tratamiento y detectar de forma temprana los efectos secundarios o las posibles complicaciones.
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Estar abierto a recibir educación de manera oportuna y completa, aclarar dudas con el equipo médico y vincular a los familiares cercanos o amigos, para que conozcan su situación de salud.
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Cuando se requiere realizar tratamientos para el cáncer, es muy importante mantener la continuidad del tratamiento y la comunicación con el equipo de salud, y manifestar oportunamente las molestias que se presenten.
El trasplante de médula ósea es parte del tratamiento que requieren los pacientes con linfoma para reemplazar las células con cáncer por células sanguíneas sanas. Este procedimiento requiere una preparación especial antes del trasplante: el paciente debe hospitalizarse para rescatar las células de la médula (progenitores hematopoyéticos), que pueden obtenerse del mismo paciente (trasplante autólogo) o de un donante (trasplante alogénico).
El trasplante de un donante solo puede ser posible por medio de un familiar (hermano, hermana, padre, madre) o por medio de bancos de donantes de médula ósea, para aumentar la probabilidad de encontrar un donante con compatibilidad genética HLA. Allí se rescatan las células madre de tejido sanguíneo por medio de una aféresis, un procedimiento que consiste en aplicar un medicamento que permite que las células madre salgan al torrente sanguíneo, donde se realiza su rescate. Posteriormente, al paciente se lo prepara para que pueda recibir el trasplante de estas células e iniciar la obtención de las células sanas que le permitan tratar el cáncer.
¿Qué servicios adicionales se ofrecen a los pacientes con linfoma?
Línea de servicio de hematología:
La Fundación Santa Fe se ha organizado estratégicamente por condiciones clínicas para la atención integral por líneas de servicio. Este es un sistema igualitario, oportuno y efectivo que beneficia directamente a los pacientes y sus familias. Los mejores resultados clínicos se obtienen gracias a la experiencia, la innovación y la avanzada tecnología en salud y en servicios para la atención integral centrada en las personas.
Equipo de Enfermería:
La Dirección de Enfermería de la Fundación está constituida por un equipo especializado de enfermeras y enfermeros que gestiona el cuidado de pacientes y sus familias por tipos de servicio. El objetivo es obtener resultados satisfactorios en la evolución de los signos y síntomas de la enfermedad. El equipo de Enfermería ofrece también una atención amable, participativa y que entrega conocimientos a las personas para el cuidado de su salud.
Clínica de dolor y cuidado paliativo:
Los pacientes con cáncer deben disfrutar de bienestar y tranquilidad. Por esto se cuenta con un equipo especializado e interdisciplinar para el manejo integral del dolor mediante terapias que pueden requerir o no medicamentos, con monitoreo constante y atención oportuna.
Centro de rehabilitación física:
El equipo especializado en rehabilitación cuenta con expertos en fisioterapia, fonoaudiología y terapia ocupacional que atienden los casos que así lo necesitan, con el objetivo de apoyar su proceso de mejoría.
Salud mental (psico-oncología):
Los psiquiatras y psicólogos de la Fundación atienden permanentemente a los pacientes de oncología. Además, se pone a su disposición una unidad especial de salud mental llamada Zona Lavanda, que se encuentra dotada con unidades para la atención de personas con afectaciones de su salud mental.
Equipo de nutrición:
El equipo de nutrición y dietética está formado por nutricionistas que acompañan, valoran y monitorean las condiciones nutricionales de los pacientes, por medio de pruebas para identificar y tratar los riesgos asociados al exceso o las deficiencias de peso.
Educación al paciente y su familia:
La Subdirección de Servicio de la Fundación Santa Fe cuenta con el programa de Educación al Paciente y su Familia. El objetivo es acompañar y fortalecer las capacidades del paciente para que participe activamente en el cuidado de su salud y el cumplimiento de sus tratamientos médicos, de manera de obtener los mejores resultados.
Actividad física
Las personas diagnosticadas deben mantener un nivel adecuado de actividad física, de acuerdo con su capacidad y resistencia. Para esto se recomienda establecer rutinas frecuentes de ejercicio, aproximadamente cinco días a la semana, sin llegar al cansancio extremo.
La actividad física produce mejores respuestas del cuerpo y de la enfermedad, disminuye la inflamación y fortalece los músculos, lo que puede ayudar a manejar el dolor.
Tener espacios para el fortalecimiento de la salud mental
El estado de ánimo y la salud mental también deben ser prioritarios para obtener mejor respuesta a los tratamientos y manejar las emociones. Para esto el paciente debe realizar actividades de entretenimiento que le permitan salir de la rutina y compartir con sus seres queridos.
Se recomienda realizar actividades como la escritura (para expresar lo que siente), demostrar agradecimiento y crear espacios para la espiritualidad.
Nutrición
La nutrición tiene un papel fundamental en la prevención y el tratamiento de la enfermedad. Por ello se deben considerar estos consejos:
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Escoger un mismo plato para aprender a controlar las porciones que se consumen.
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Hacer que la mitad de las porciones del plato tenga frutas y verduras.
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Incluir proteína sin grasa, como pescado (cocido), pollo sin piel o leguminosas.
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Evitar los embutidos.
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Tomar agua para facilitar la hidratación y el buen funcionamiento de varios órganos del cuerpo.
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Evitar el consumo de bebidas azucaradas, como las gaseosas.
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Evitar la ingesta de alimentos crudos como mariscos, pescados, carnes, quesos madurados, entre otros.
Durante los tratamientos del cáncer se pueden presentar síntomas como laceración de las mucosas (mucositis), náuseas, vómito, diarrea y colitis, que pueden disminuir el apetito o dificultar la retención de los alimentos. En este caso, los pacientes deben comunicarse con el médico tratante, hidratarse y consumir los alimentos que se toleren, para evitar posibles complicaciones, como la deshidratación.
Descanso y sueño adecuados
El descanso y el sueño favorecen la recuperación integral de la energía, la salud, la memoria y la atención. De allí que sea muy importante dormir durante períodos adecuados, con horas fijas de sueño.
Para tener una adecuada calidad del sueño, se recomienda mantener una rutina de ejercicio matutina y evitar, antes de dormir, ver las pantallas de televisores, tabletas o celulares.
Los tiempos de siesta también son valiosos, especialmente en horas de la tarde, antes de las 3:00 p.m., y máximo durante veinte minutos. Esto tiene un efecto reparador y beneficia la memoria y la capacidad creativa.
¿Qué expectativa de vida tienen las personas diagnosticadas con linfoma?
Actualmente, las personas diagnosticadas con linfomas cuentan con la posibilidad de recibir tratamientos oncológicos integrales, que controlan la enfermedad y sus síntomas. En algunos momentos, solo se requiere seguimiento y controles periódicos con el médico tratante y el equipo de salud.
¿Cómo se haría el manejo efectivo del dolor?
Existen dos tipos de dolor:
- Dolor oncológico: un tipo de dolor que padecen las personas con cáncer que requiere un tratamiento especializado.
- Dolor no oncológico: clasificación del dolor para el resto de afectaciones en salud.
Los equipos de salud han avanzado en nuevas y mejores formas para tratar el dolor oncológico. Para ello se dispone de clínicas de dolor, que cuentan con equipos interdisciplinares que tratan las molestias asociadas al dolor y mejoran la calidad de vida del paciente.