¿Cómo y dónde se produce la leche materna?

La leche materna no solo es el primer alimento de tu bebé, también demuestra la capacidad de tu cuerpo para brindarle lo que necesita en sus primeros días de vida. Antes de hablar sobre sus componentes, es importante entender en dónde y cómo se produce. 

Empecemos por las partes del seno, de afuera hacia adentro: 

El pezón es la parte sobresaliente del pecho, rodeado por una zona más oscura llamada areola. En la areola puedes notar pequeños puntos, son glándulas que secretan una sustancia especial que lubrica y protege la piel durante la lactancia. 

Ahora, hablemos de lo que ocurre en el interior del seno. Dentro del pecho hay millones de alvéolos, pequeños sacos formados por células secretoras que producen la leche. Estas células están rodeadas por células musculares que, al contraerse, empujan la leche hacia los conductos lactíferos, que la transportan desde los alvéolos hasta el pezón. 

La leche fluye por los conductos y llega hasta la punta del pezón, desde donde puede salir del seno durante la succión del bebé. Entre cada toma, la leche se almacena en los alvéolos y conductos, lista para ser extraída en la siguiente alimentación. 

Todo este sistema está envuelto por tejido de sostén y grasa, que le da forma al seno. Pero OJO, el tamaño del pecho no determina la cantidad de leche que puedes producir: todos los pechos, sin importar su tamaño, tienen la misma capacidad para generar leche, porque tiene la misma cantidad de glándulas mamarias.

¿Cómo se produce la leche? 

Cuando el bebé succiona el pecho, se envía una señal al cerebro, que responde liberando dos hormonas clave: 

• Prolactina: estimula a las células secretoras de los alvéolos para que produzcan leche nueva. Esta hormona permanece en la sangre después de la toma, manteniendo activo el proceso de producción y dejando el pecho listo para la siguiente toma.

• Oxitocina: hace que las células musculares alrededor de los alvéolos se contraigan, empujando la leche hacia los conductos y facilitando su salida por el pezón. Esta hormona también puede activarse con estímulos como pensar en el bebé o escucharlo llorar. Además, ayuda al útero a volver a su tamaño normal después del parto y contribuye a reducir el sangrado. 

Todo este proceso se adapta a las necesidades del bebé: cuanto más succiona, más leche se produce. 

El calostro: el primer alimento 

Durante los primeros días después del parto o la cesárea, tu cuerpo produce una leche especial llamada calostro. Esta leche es espesa, de color amarillento o claro, y se genera en poca cantidad. Sin embargo, cada gota está llena de proteínas y defensas que ayudan a tu bebé a protegerse de infecciones, y pueden prevenir alergias o intolerancias alimentarias. 

También tiene un efecto purgante, que facilita la eliminación del meconio, la primera materia fecal del recién nacido. 

Por eso es tan importante iniciar la lactancia en la primera hora de vida: esto estimula la producción de leche, promueve el apego y fortalece el vínculo desde el inicio. 

¿Qué pasa después del calostro? 

Después de algunos días, el calostro se transforma en leche madura, que se produce en mayor cantidad. En esta etapa es natural que los senos se sientan llenos, duros o pesados. 

La leche madura tiene dos fases importantes: 

• Leche del inicio de la toma: más líquida, rica en agua, lactosa, proteínas y nutrientes. Su función principal es saciar la sed del bebé.

• Leche del final de la toma: más blanca y con mayor contenido de grasa. Aporta más energía y ayuda al bebé a subir de peso. 

Por eso es importante no retirar al bebé del pecho muy rápido, para que reciba ambas fases de la leche. 

Y entonces… ¿cuáles son los componentes de la leche materna? 

Ya que conoces cómo y dónde se produce la leche materna, en la siguiente infografía te mostramos todos sus componentes y cómo cada uno contribuye a la nutrición, desarrollo y protección de tu bebé desde el primer día.