
Es un virus que debilita el sistema inmunitario, porque ataca las defensas de tu cuerpo (glóbulos blancos) impidiendo que estas cumplan su función protectora contra bacterias, virus, hongos y parásitos. Es una enfermedad crónica con la cual la persona puede llevar una vida común y corriente tomando el tratamiento médico adecuado, que le ayudará a mantenerse sana y proteger a los demás.
El tratamiento médico oportuno es clave para controlar la multiplicación del virus, evitando que alcance su fase más avanzada, conocida como Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA). Al tener controlado el virus, tendrás una carga viral indetectable lo cual es una señal positiva de que el tratamiento está funcionando bien, esto reduce el riesgo de transmisión y te permite mantener una buena salud a largo plazo. Mientras que la falta de tratamiento o intermitencia del mismo aumenta considerablemente el riesgo de desarrollar la enfermedad y desmejorar tu calidad de vida.
Si la madre o la persona en capacidad de gestar tiene VIH/SIDA, podría llegar a transmitir la infección al bebé durante el proceso de gestación, el parto o el periodo de lactancia. Por esto es importante asistir a controles médicos y seguir las recomendaciones de los especialistas.
Otras formas de adquirir el virus son:
- Sosteniendo relaciones sexuales (vaginales, anales u orales) sin condón con una persona que tiene el virus.
- Por transfusión de sangre o por compartir agujas y jeringas contaminadas con el virus.
- La madre puede transmitir el VIH al bebé durante el proceso gestación, a esto se le conoce como transmisión perinatal. Sin embargo, es menos común debido a los avances en la prevención y el tratamiento del VIH reduciendo el riesgo a menos de 1%.
- El VIH se puede transmitir solamente a través de estos líquidos corporales: sangre, leche materna, semen, líquido preseminal, secreciones vaginales y rectales.
Por tu salud y la de tu bebé es importante que siempre uses condón en tus relaciones sexuales, al ser un método de barrera te protege de adquirir el VIH y otras enfermedades de transmisión sexual.
Durante el embarazo, te harán cuatro pruebas de detección para VIH (una por cada trimestre y el día del parto) para realizar un diagnóstico oportuno, recuerda que el resultado es confidencial y solo podrás acceder a su información en compañía y asesoramiento de especialistas.
Antes de que te realicen la prueba recibirás una asesoría en donde te explicarán:
- ¿Qué es el VIH/SIDA?
- ¿Formas de transmisión?
- ¿Cómo prevenirlo?
- ¿Cuáles tratamientos existen actualmente?
- ¿En qué consiste la prueba de detección para VIH?
- Paso a seguir en caso de que la prueba salga positiva.
Cuando obtengas el resultado de la prueba, recibirás asesoría y acompañamiento por parte de un (a) profesional de salud que te ayudarán a comprender el resultado y resolver tus dudas.
En caso de que el resultado de la prueba del VIH sea positivo, ingresarás a una ruta de atención específica, tu embarazo será considerado de alto riesgo y durante todo el proceso recibirás acompañamiento de especialistas para el bienestar tuyo y de tu bebé. A través de los controles prenatales serás valorada por médicos especialistas, que te harán exámenes adicionales y de control para monitorear mes a mes tu sistema inmunitario. En estas consultas revisarán que medicamentos o tratamiento requieres para hacer que el virus sea indetectable y así no transmitir el virus a tu bebé durante el embarazo, por último, te darán recomendaciones de cuidado específicas y definirán donde atenderán el parto.
Una pregunta muy importante que debes hacer a los médicos especialistas es si puedes dar lactancia materna a tu bebé.
Si el médico recomienda no dar lactancia a tu bebé, el plan de beneficios en salud al que te encuentras afiliada (o) deberá entregarte una fórmula láctea (leche de tarro) hasta cuando el bebé cumpla 12 meses.
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