
Los hábitos de sueño en los bebés cambian a medida que crecen, y estos patrones pueden variar significativamente de un bebé a otro. En la siguiente imagen podrás identificar una estimación aproximada de las horas de sueño para cada edad:

Ahora que ya tenemos un aproximado de las horas de sueño de nuestro bebé, hablemos sobre algunas pautas que pueden ayudarnos a fomentar buenos hábitos de sueño.
Por ejemplo, a lo largo del día y la noche, el recién nacido tendrá periodos en los que dormirá por periodos de 2 a 3 horas y se despertará para comer y luego volverá a dormirse, por eso, es importante:

A medida que tu hijo (a) crezca será más fácil establecer rutinas para dormir. Por eso, aquí te presentamos algunas sugerencias adicionales para adoptar hábitos saludables que le beneficiarán a la hora de ir a dormir:

Entre los 3 y los 13 años, es común que los niños experimenten terrores nocturnos o pesadillas. Estas pueden ser desencadenadas por diversos factores, como quedarse despiertos hasta tarde, consumir una cena pesada antes de acostarse o la sobreestimulación provocada por programas de televisión intensos, como películas de terror. Aunque tener pesadillas ocasionalmente no es motivo de preocupación, su frecuencia puede indicar niveles de estrés.
Ahora, para identificar si nuestro hijo o hija está experimentando una pesadilla, podemos estar atentos a ciertas señales. Por ejemplo, es posible que se despierte repentinamente durante la noche, mostrando signos evidentes de angustia. También, puede pasar que grite, que se siente en la cama con la respiración agitada y una mirada perdida o fija hacia el suelo. A pesar de esto, es probable que no esté completamente despierto, ya que se tranquilizará rápidamente, volverá acostarse a dormir, y por lo general, al día siguiente no recordará el episodio.
Entonces, si te encuentras ante estas situaciones, aquí te ofrecemos algunas recomendaciones para ayudar a tu hijo a volver a conciliar el sueño:
Después de una pesadilla, tranquilízalo (a) y verifica de manera ocasional cómo se encuentra. Si las pesadillas persisten por más de seis semanas, consulta con el pediatra.
No despiertes al niño (a) después de los terrores nocturnos. Si despierta, no le hagas preguntas; deja que vuelva a dormir.
Ayúdale al niño (a) a dormir lo suficiente y tener un sueño reparador a través de un horario regular; los niños muy cansados o estresados son más propensos a los terrores nocturnos.
Cuando un niño (a) se levanta de su cama, con o sin los ojos cerrados y se desplaza por el espacio o realiza actividades estando dormido, a esto se le denomina sonambulismo, por lo que se sugiere llevar al niño sonámbulo a la cama en brazos o caminando. En estos casos es importante crear un ambiente seguro instalando puertas en la parte superior de las escaleras y en las ventanas. Ponga campanas en la puerta de la habitación del niño para escuchar si éste sale.
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