Forman parte de los derechos humanos e incluyen el derecho de las personas a desarrollar y vivir su sexualidad plenamente. En otras palabras, es poder decidir libre y responsablemente sin ningún tipo de coerción, discriminación o violencia. Esto implica tener relaciones sexuales igualitarias, respetuosas y placenteras, donde ambas partes se cuiden mutuamente y estén de acuerdo con lo que hacen, asumiendo juntas las responsabilidades y consecuencias de su comportamiento sexual.