Es una infección que puede ser causada por bacterias, virus u hongos. Esta afección afecta uno o ambos pulmones, provocando que los alvéolos pulmonares, es decir, las pequeñas bolsas llenas de aire que se encargan del intercambio de oxígeno, se llenen de líquido o pus. Entre los síntomas que produce esta condición médica se encuentran la fiebre, escalofríos, tos con flema, dificultad para respirar, dolor en el pecho, entre otros.