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Temas de interés
Los factores que pueden aumentar el riesgo de cáncer de vejiga incluyen:
- Tabaquismo: Fumar cigarrillos o pipas puede aumentar el riesgo de cáncer de vejiga al hacer que se acumulen sustancias químicas nocivas en la orina. Cuando se fuma, el cuerpo procesa las sustancias químicas presentes en el humo y excreta algunas de ellas en la orina. Estas sustancias químicas nocivas pueden dañar el revestimiento de la vejiga, lo que puede aumentar el riesgo de cáncer.
- Edad avanzada: El riesgo de cáncer de vejiga aumenta con la edad. Aunque puede ocurrir a cualquier edad, la mayoría de las personas diagnosticadas con cáncer de vejiga son mayores de 55 años.
- Ser hombre: Los hombres son más propensos a tener cáncer de vejiga que las mujeres.
- Exposición a ciertas sustancias químicas: Los riñones tienen un papel fundamental en filtrar sustancias químicas nocivas del torrente sanguíneo y trasladarlas a la vejiga. Debido a esto, se piensa que estar cerca de ciertos químicos puede aumentar el riesgo de cáncer de vejiga. El arsénico y las sustancias químicas utilizadas en la fabricación de tintes, cauchos, cueros, productos textiles y pinturas son algunos de los químicos relacionados con el riesgo de cáncer de vejiga.
- Antecedentes personales o familiares de cáncer: Si ha tenido cáncer de vejiga, es más propenso a volver a tenerlo. Si uno de los parientes consanguíneos (un padre, un hermano o un hijo) tiene antecedentes de cáncer de vejiga, es posible que tenga un mayor riesgo de presentar la enfermedad, aunque es poco frecuente que el cáncer de vejiga se dé en familias.
El cáncer de vejiga aparece cuando las células de la vejiga comienzan a multiplicarse de forma anormal y forman un tumor en la vejiga, los cánceres de vejiga de etapa inicial pueden volver después de un tratamiento exitoso. Por esta razón, las personas con cáncer de vejiga suelen necesitar pruebas de seguimiento durante años después del tratamiento para detectar la reaparición de un cáncer de vejiga.
Síntomas
Algunos signos y síntomas del cáncer de vejiga pueden ser los siguientes:
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Sangre en la orina (hematuria), que puede hacer que la orina parezca de color rojo brillante o marrón, aunque a veces se ve normal y se detecta sangre en un análisis de laboratorio.
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Ganas de orinar frecuente.
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Micción dolorosa.
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Dolor de espalda.
En algunos casos, los hombres se descubren el cáncer testicular por sí mismos, ya sea accidentalmente o al hacerse un autoexamen testicular para detectar bultos. En otros casos, el médico puede detectar un bulto durante una exploración física de rutina.
Para determinar si un bulto es cáncer testicular, el médico puede recomendar:
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Ecografía testicular: testicular utiliza ondas sonoras para generar una imagen del escroto y los testículos. Durante la ecografía, el paciente se recuesta boca arriba con las piernas abiertas. Luego, el médico aplica un gel transparente en el escroto y mueve una sonda portátil sobre el escroto para generar la imagen por ecografía.
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Análisis de sangre: el médico puede pedir análisis para determinar los niveles de marcadores tumorales en la sangre. Los marcadores tumorales son sustancias que normalmente están presentes en la sangre, pero cuyos niveles pueden elevarse en ciertas situaciones, entre ellas, en presencia de un cáncer testicular.
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Cirugía para extirpar un testículo (orquiectomía inguinal radical): si se determina que el bulto en un testículo puede ser canceroso, es posible que se recomiende la cirugía para extirpar el testículo. El testículo extirpado se analizará para determinar si el bulto es canceroso y, en caso de que lo sea, de qué tipo de cáncer se trata.
Tratamiento
Las opciones para tratar el cáncer testicular dependen de diversos factores, que comprenden el tipo y el estadio del cáncer, el estado general de salud y las preferencias del paciente.
Cirugía: Las operaciones que se utilizan para tratar el cáncer testicular son las siguientes:
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La cirugía para extirpar el testículo y/o cirugía para extirpar los ganglios linfáticos cercanos (disección de ganglios linfáticos retroperitoneales) se realiza a través de una incisión en el abdomen.
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Radioterapia
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Quimioterapia
Los factores que pueden aumentar los riesgos de padecer cáncer testicular son:
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Testículos no descendidos (criptorquidia): Los testículos se forman en la zona abdominal durante el desarrollo fetal, y generalmente descienden al escroto antes del nacimiento. Los hombres que tienen un testículo que nunca descendió se enfrentan a un riesgo mayor de tener cáncer testicular que los hombres cuyos testículos descendieron normalmente. El riesgo sigue siendo elevado, aunque el testículo se haya reubicado quirúrgicamente en el escroto.
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Desarrollo testicular anormal: Las afecciones que hacen que los testículos se desarrollen en forma anormal, como el síndrome de Klinefelter, pueden aumentar el riesgo de padecer cáncer testicular.
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Antecedentes familiares: Si hay hombres en la familia que han tenido cáncer testicular, se puede correr mayor riesgo.
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Edad: El cáncer testicular afecta a los adolescentes y hombres jóvenes, especialmente entre los 15 y los 35 años de edad. Pero puede ocurrir a cualquier edad.
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Raza: El cáncer testicular es más frecuente en hombres blancos que en hombres afroamericanos.
La mayoría de las organizaciones médicas animan a los hombres desde 50 años a hablar con su médico sobre las ventajas y las desventajas de los exámenes de detección para cáncer de próstata. La conversación debería incluir una revisión de sus factores de riesgo y las pruebas de detección.
Tacto rectal: examen del tracto inferior del recto a través de la palpación.
Antígeno prostático: el antígeno prostático es una proteína que se produce por la próstata. Sin embargo, cuando la próstata está afectada por alguna enfermedad o condición (Cáncer, inflamación, infección o crecimiento) el antígeno se puede elevar en el torrente sanguíneo.
En el ámbito médico se mide su cantidad en sangre y con esto se puede definir si alguna enfermedad está afectando la próstata, no reemplaza el tacto rectal, el antígeno prostático es un examen en sangre que complementa el examen físico.
Urodinamia:
El examen consiste en la medición de la presión del esfínter y del interior de la vejiga durante la fase de llenado y vaciado vesical, mediante la colocación de unos catéteres de pequeño calibre a través de la uretra y recto.
La presión registrada se traduce en forma de gráficas cuya interpretación permite valorar el funcionamiento de la vejiga y esfínter y detectar posibles alteraciones. No genera incapacidad.
Cistoscopia:
Este procedimiento consiste en examinar la uretra y la vejiga por las vías naturales (endoscopia), ya sea para precisar el diagnóstico de problemas urinarios, o como parte de un programa de vigilancia de una lesión de la vejiga. El cistoscopio es un tubo delgado, provisto de un lente, que permite observar el interior de la vejiga y la uretra, permitiendo tomar fotografías y si es necesario, tomar muestras superficiales.
Este examen se practica usualmente en forma ambulatoria bajo anestesia local o sedación según indicación médica. Se efectúa después de verificar que no exista infección urinaria. No genera incapacidad.
Biopsia de próstata:
El procedimiento consiste en obtener muestras de próstata, para analizarlas microscópicamente. El urólogo introduce un transductor ecográfico vía rectal a través del cual administrará anestesia local y extraerá muestras de tejido prostático. Durante este procedimiento, se visualizará la próstata a través del ecógrafo para obtener sus dimensiones y un mapeo adecuado de esta.
Resonancia de próstata:
La Resonancia Magnética de Próstata Multiparamétrica es una técnica de imagen para el diagnóstico del cáncer de próstata. El estudio de la próstata mediante resonancia magnética de alta resolución permite obtener diferentes parámetros: morfológicos, funcionales y moleculares.
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