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Cáncer de Tiroides

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Cáncer tiroides

Es un tipo de cáncer que afecta la glándula de la tiroides o glándula tiroidea, que se localiza debajo de la laringe y se encarga de producir las hormonas tiroidea y calcitonina para regular el crecimiento, metabolismo, frecuencia cardiaca, tensión arterial y temperatura corporal.

 

El cáncer de tiroides se puede identificar en el momento que aparecen masas en la zona frontal del cuello. Estas deben ser valoradas por especialistas para su diagnóstico, ya que en algunas ocasiones se pueden presentar protuberancias que no están asociadas al cáncer.

 

 

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Entre los factores de riesgo más relevantes están:

 

  • Ser mujer: las mujeres tienen el triple de probabilidad que los hombres de padecer cáncer de tiroides. Aunque las razones no están claras, por lo general las enfermedades de la tiroides son más comunes en el sexo femenino.
  • La edad: las mujeres tienen un riesgo más alto cuando se encuentran entre 40 años y 59 años. Los hombres se ven más afectados cuando están entre los 60 y los 79 años.
  • Enfermedades hereditarias: el cáncer de tiroides medular puede ser consecuencia de heredar un gen anormal conocido como carcinoma de tiroides medular familiar, que también puede relacionarse con neoplasias endocrinas múltiples tipo 2. Esto significa una activación elevada de las glándulas de carácter hereditario.
  • Otros tipos de cánceres hereditarios son la poliposis adenomatosa familiar, la enfermedad de Cowden, el complejo de Carney tipo 1 y el carcinoma familiar de tiroides no medular.
  • Antecedentes familiares: tener familiares como padres, hermanos e hijos que han padecido o padecen cáncer de tiroides incrementa la posibilidad de desarrollarlo.
  • Fumar o estar expuesto al humo de cigarrillo.
  • Factores de riesgo modificables: exposición a la radiación ionizante, sobrepeso u obesidad y alto consumo de yodo en la alimentación.

 

El cáncer de tiroides, generalmente, no presenta síntomas en sus primeras etapas.

 

Una de las principales señales es la aparición de inflamación, bultos o masas en el cuello, dolor que inicia en el cuello y va hacia los oídos, cambios en la voz como ronquera o dificultad para hablar, tragar, respirar y tos persistente.

 

¿Es posible detectar el cáncer de tiroides con chequeos preventivos?

 

Para detectar tempranamente el cáncer de tiroides es importante estar atento a la presencia de protuberancias en la parte delantera del cuello e identificar molestias al tragar o cambios persistentes en la voz. Cuando alguno de estos síntomas ocurre se debe acudir al médico para una inspección de la zona posiblemente afectada.

 

En algunos casos, cuando se realizan análisis de sangre rutinarios para evaluar cambios en la tiroides, se pueden encontrar cambios que indican la necesidad de hacer exámenes para descartar la enfermedad.

 

Por su parte, las personas con antecedentes de cáncer de tiroides medular, con o sin neoplasia endocrina múltiple tipo 2, deberán realizarse pruebas específicas desde la juventud, para determinar factores de riesgo.

 

En la Fundación Santa Fe de Bogotá se ofrecen diversas opciones de tratamiento para el cáncer de tiroides, que se llevan a cabo según las necesidades o condición del paciente. Entre los tratamientos figuran:

 

  • Cirugía: esta es una de las principales opciones de tratamiento. En esta intervención se retiran quirúrgicamente las partes afectadas, en particular en el manejo de cánceres papilares o foliculares que no tengan propagación fuera de la glándula tiroidea, excepto en algunos tipos de cánceres anaplásicos. En la operación se realiza la extirpación o retiro de uno o de ambos lóbulos de la tiroides, durante un procedimiento conocido como lobectomía. Para ciertos casos es necesario retirar el istmo o porción de la tiroides que une a ambos lóbulos.

 

  • Tiroidectomía: es un tipo de cirugía que comprende el retiro completo de la glándula mediante una pequeña incisión en la parte delantera y baja del cuello, con el objetivo de que sea lo menos invasiva posible. El retiro completo de la tiroides se define como tiroidectomía total y, cuando hay dificultades para hacerlo, se denominará tiroidectomía casi total. En este escenario es importante que el paciente reciba medicamentos para suplir la función de la hormona tiroidea para todo el proceso metabólico que requiere su cuerpo.

 

  • Terapia con yodo radioactivo: en su comportamiento normal, la tiroides absorbe casi todo el yodo que se consume diariamente. Por ello, es posible utilizar yodo radioactivo como parte del tratamiento de la tiroides, ya que este componente tiene la capacidad de destruir células cancerígenas u otras células tiroideas. El yodo radioactivo también está indicado para aquellos tipos de cáncer en los que la cirugía no se considera viable o cuando son cánceres tipo tiroideo anaplásico o medular, que no tienen absorción de yodo.

 

El yodo también se usa en los casos en los que el cáncer se ha propagado a otras partes del cuello o del cuerpo, ya que esta sustancia controla el crecimiento de las lesiones, complicaciones asociadas y mejora la calidad de vida.

 

Este tipo de terapia requiere de una preparación especial que indicará el médico tratante, según el paciente.

 

  • Terapia de hormona tiroidea: cuando al paciente se le practica una tiroidectomía total o casi total, se debe suplementar la falta de producción de hormona tiroidea con medicamentos de uso diario, para que mantenga el equilibrio de su metabolismo y reduzca el riesgo de que el cáncer regrese.

 

En este caso es importante que, al no producir naturalmente la tiroxina, la hormona estimulante de tiroides (TSH) se mantenga baja, lo que protegerá al cuerpo de un crecimiento acelerado de las células, en especial de las cancerosas, y así se podrá reducir la probabilidad de que aparezca un cáncer de alto riesgo o nuevos casos de cáncer.

 

Los desajustes en los niveles de esta hormona pueden provocar síntomas como taquicardia o sensación de palpitaciones y otros efectos a largo plazo, como la osteoporosis y dolores musculares. Otros tratamientos tradicionales son la quimioterapia, la radioterapia, la terapia dirigida, entre otras.

Para diagnosticar el cáncer de tiroides se puede recurrir a diversos tipos de exámenes que debe determinar el médico tratante; entre ellos están:

 

  • Ecografía de tiroides: un examen no invasivo, que no genera dolor y que permite obtener una visualización de la glándula de la tiroides, con el fin de detectar o no la presencia de nódulos líquidos o sólidos. Estos últimos se relacionan con una mayor probabilidad de cáncer.

 

Con la ecografía también es posible encontrar la presencia de ganglios inflamados que pueden asociarse a la propagación del cáncer. En el caso de que se detecten y cumplan con ciertos criterios, se realizará la toma de una biopsia con aguja fina.

 

  • Gammagrafía con yodo radioactivo: es un examen especializado que se utiliza para el diagnóstico de protuberancias en el cuello que tienen riesgo de ser malignas o que se realiza en aquellas personas ya diagnosticadas con cáncer de tiroides diferenciado, papilar y folicular para detectar su propagación.

 

  • Tomografía axial computarizada (TAC): estudio que permite detectar la presencia de nódulos, masas u otros tipos de lesiones por medio de la captura de imágenes transversales y detalladas del cuerpo y la tiroides. Se emplea en aquellos casos en los que la ecografía de tiroides no fue efectiva para la visualización de las lesiones.

 

Este examen se puede realizar de manera simple o mediante TAC con contraste, en la cual se usa un medicamento especial que permite una mejor visualización de las lesiones.

 

  • Resonancia Magnética: este examen tiene la capacidad de reproducir imágenes transversales detalladas para detectar posibles lesiones asociadas a la glándula de la tiroides. De igual manera, se pueden detectar otras alteraciones o la propagación de la enfermedad, según el caso.

 

  • Tomografía por emisión de positrones (PET): es un tipo de tomografía que permite identificar la propagación de nuevas lesiones ocasionadas por la enfermedad.

 

  • Biopsia: cuando se encuentran nódulos sospechosos de cáncer tiroideo, es necesario realizar una biopsia, la cual consiste en obtener la muestra de unas células del área sospechosa y analizarlas para detectar si hay presencia de células cancerosas.

 

Este procedimiento se realiza por medio de una aguja fina que se dirige hacia el nódulo mediante una guía ecográfica o guía de punción directa, en los casos que se puede palpar o visualizar el nódulo. Una vez se hace la punción, se obtendrá líquido o tejido del nódulo para su análisis. Normalmente, se toman de dos a tres muestras del nódulo, para un mejor análisis del tejido.

 

Según criterio médico, es posible que se recomienden otros exámenes para determinar el funcionamiento de la glándula de la tiroides y descartar posibles alteraciones ocasionadas por la presencia del cáncer.

 

Cuando se considere que hay afectación de las cuerdas vocales, se realizará una laringoscopia que permite la visualización de las cuerdas vocales y revisar la existencia de posible presencia de tumores.

 

 

  • H3 Línea de servicio de cáncer de tiroides:

La Fundación Santa Fe de Bogotá se ha organizado estratégicamente por condiciones clínicas, para la atención integral por líneas de servicio. Este es un sistema igualitario, oportuno y efectivo que beneficia directamente a los pacientes y sus familias. Los mejores resultados en el manejo de sus signos y síntomas se obtienen gracias a la experiencia, la innovación y la avanzada tecnología en salud y en servicios para la atención integral centrada en las personas.

 

  • Equipo de Enfermería:

La Dirección de Enfermería de la Fundación Santa Fe de Bogotá está constituida por un equipo especializado de enfermeras y enfermeros que gestiona el cuidado de pacientes y sus familias por tipos de servicio. El objetivo es obtener resultados satisfactorios en el manejo y control de los signos y síntomas de la enfermedad. El equipo de Enfermería ofrece también una atención amable, participativa y entrega conocimientos a las personas para el cuidado de su salud.

 

  • Clínica de dolor y cuidado paliativo:

Los pacientes con cáncer deben disfrutar de bienestar y tranquilidad. Por esto se cuenta con un equipo especializado e interdisciplinario para el manejo integral del dolor mediante terapias que pueden requerir o no de medicamentos, con un monitoreo constante y atención oportuna.

 

  • Centro de rehabilitación física:

El equipo especializado en rehabilitación cuenta con expertos en fisioterapia, fonoaudiología y terapia ocupacional que atienden los casos que así lo necesitan, con el objetivo de apoyar su proceso de mejoría.

 

  • Salud mental (psico-oncología):

Los psiquiatras y psicólogos de la Fundación Santa Fe de Bogotá atienden permanentemente a los pacientes de oncología. Además, se pone a su disposición una unidad especial de salud mental llamada Zona Lavanda, que se encuentra dotada con unidades para la atención de personas con afectaciones de su salud mental.

 

  • Equipo de nutrición:

El equipo de nutrición y dietética está formado por nutricionistas que acompañan, valoran y monitorean las condiciones nutricionales de los pacientes, por medio de pruebas para identificar y tratar los riesgos asociados al exceso o las deficiencias de peso.

 

  • Educación al paciente y su familia:

La Subdirección de Servicio de la Fundación Santa Fe de Bogotá cuenta con el programa de Educación al Paciente y su Familia. El objetivo es acompañar y fortalecer las capacidades del paciente para que participe activamente en el cuidado de su salud y el cumplimiento de sus tratamientos médicos, a fin de obtener los mejores resultados.

 

¿Cómo se puede prevenir el cáncer de tiroides?

 

Las personas que tienen antecedentes familiares relacionados con el cáncer tiroideo, especialmente mujeres a partir de los 40 años y hombres a partir de los 60 años, deben realizarse exámenes anuales de seguimiento para detectar el riesgo.

 

Igualmente, es importante que se cumpla con la inspección periódica de la zona delantera del cuello para identificar posibles anomalías o presencia de masas y reportarlas al médico.

 

Actividad física

Las personas diagnosticadas deben mantener un nivel adecuado de actividad física, de acuerdo con su capacidad y resistencia. Para esto se recomienda establecer rutinas frecuentes de ejercicio, aproximadamente cinco días a la semana, sin llegar al cansancio extremo.

 

La actividad física produce mejores respuestas del cuerpo y de la enfermedad, disminuye la inflamación y fortalece los músculos, lo que puede ayudar a manejar el dolor.

 

Tener espacios para el fortalecimiento de la salud mental

El estado de ánimo y la salud mental también deben ser prioritarios para obtener mejor respuesta a los tratamientos y manejar las emociones. Para esto, el paciente debe realizar actividades de entretenimiento que le permitan salir de la rutina y compartir con sus seres queridos.

 

Se recomiendan actividades como la escritura (para expresar lo que siente), demostrar agradecimiento y crear espacios para la espiritualidad.

 

Nutrición

La nutrición tiene un papel fundamental en la prevención y el tratamiento de la enfermedad. Por ello se deben considerar estos consejos:

 

  • Escoger un mismo plato para aprender a controlar las porciones que se consumen a diario.
  • Procurar que la mitad de las porciones del plato tengan frutas y verduras.
  • Incluir proteína sin grasa, como pescado (cocido), pollo sin piel o leguminosas.
  • Evitar los embutidos. 
  • Tomar agua para facilitar la hidratación y el buen funcionamiento de varios órganos del cuerpo.
  • Evitar el consumo de bebidas azucaradas, como las gaseosas.
  • Evitar la ingesta de alimentos crudos como mariscos, pescados, carnes, quesos madurados, entre otros.

 

Durante los tratamientos del cáncer se pueden presentar síntomas como laceración de las mucosas o mucositis, náuseas, vómito, diarrea y colitis, que pueden disminuir el apetito o dificultar la retención de los alimentos. En este caso, los pacientes deben comunicarse con el médico tratante, hidratarse y consumir los alimentos que se toleren, para evitar posibles complicaciones, como la deshidratación.

 

Descanso y sueño adecuados

El descanso y el sueño favorecen la recuperación integral de la energía, la salud, la memoria y la atención. De allí que sea muy importante dormir durante períodos adecuados, con horas fijas de sueño.

 

Para tener una calidad de sueño conveniente, se recomienda mantener una rutina de ejercicio matutina y evitar, antes de dormir, la exposición a pantallas de televisores, tabletas y celulares.

 

Los tiempos de siesta también son valiosos, especialmente en horas de la tarde, antes de las 3:00 p.m., y máximo durante 20 minutos. Esto tiene un efecto reparador y beneficia la memoria y la capacidad creativa.

¿Cuántos tipos de cáncer de tiroides existen?

Hay varios tipos. Entre los más frecuentes están el papilar y el folicular. Los menos comunes son el medular y el anaplásico.

 

¿Cuándo a una persona le retiran la tiroides por cáncer, las funciones de su cuerpo se ven afectadas?

Sí, la tiroides cumple una función muy importante en el metabolismo y la regulación del calcio. Por lo tanto, las personas a las que se les retira la tiroides deben recibir algunos medicamentos que les ayuden a suplir estas funciones.

 

¿Las personas con cirugía de tiroides deben consumir medicamentos por el resto de sus vidas?

Sí, es necesario que estas personas suplan la producción de las hormonas que se obtienen de esta glándula, por medio del consumo diario de medicamentos.

 

 

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Dra. Lina Hernández

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