Prevención de riesgos en el embarazo
¿Cuáles son los principales factores de riesgo durante el embarazo?
La gestación es un proceso que debería suceder de manera normal, sin alteraciones; sin embargo, algunos antecedentes de la persona y situaciones propias del embarazo pueden desencadenar riesgos que deben identificarse adecuadamente para tomar medidas o realizar seguimientos oportunos que eviten posibles complicaciones.
Factores de riesgo relacionados con la gestación
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Primipaternidad, primera gestación o primer embarazo con su pareja: está considerado como un factor de riesgo, porque es la primera vez que el cuerpo de la mujer reconoce el material genético del espermatozoide del hombre, lo que puede llevar a presentar preeclampsia o hipertensión gestacional.
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Antecedentes de preeclampsia, eclampsia, síndrome de Hellp: antecedentes de preeclampsia, o aumento de la presión arterial durante el embarazo, en la madre o hermanas de la mujer gestante y presencia de preeclampsia, eclampsia o síndrome de Hellp en embarazos anteriores.
Factores de riesgo cardiovasculares
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Hipertensión gestacional: puede afectar el aporte sanguíneo para la placenta y generar mayor riesgo de tromboembolismo.
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Tromboembolismo: la incidencia en la formación de trombos en las venas es mayor durante el embarazo que en mujeres no embarazadas.
Factores de riesgo metabólicos
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Diabetes: tiene probabilidades de afectar el adecuado desarrollo del embarazo, generando la necesidad de realizar un seguimiento mucho más minucioso.
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Obesidad: se relaciona con un mayor riesgo a complicaciones, como la preeclampsia, en la que aumenta la presión arterial de la madre, o un posible retraso en el crecimiento del bebé.
Factores de riesgo infecciosos: si la mujer sabe que padece infecciones previas a la gestación deberá realizarse, en lo posible, el tratamiento oportuno antes de quedar embarazada, ya que los procesos infecciosos pueden causar serias afectaciones e impactar negativamente al bebé.
En caso de que desconozca que las haya sufrido o si suceden enfermedades en el embarazo, estas deben ser tratadas a tiempo para disminuir los posibles efectos tanto en la mujer como en el bebé. Por ello, se requiere que cuando se sospeche o identifiquen situaciones que sugieran una infección, se acuda oportunamente al médico para informarle y realizar los exámenes que faciliten el acceso a tratamiento.
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Asistir de manera oportuna a los controles prenatales e informar todos los antecedentes que se puedan tener, indagando —en lo posible— en los que estén relacionados con sus familiares, para darlos a conocer oportunamente durante las consultas.
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En caso de presentar síntomas o signos de alarma que se consideran fuera de lo normal, se debe acudir a urgencias.
A partir del momento en que se pueda sentir al bebé, la mujer debe estar atenta si hay variaciones en los momentos en que sabe que está activo o si no se perciben movimientos para consultar de inmediato.
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Si se presenta dolor de cabeza, visión borrosa o con manchas, pitidos en los oídos, dolor en la boca del estómago, tensión alta o inflamación de los pies en la mañana, se debe asistir a urgencias.
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Es muy importante que las relaciones sexuales sean con protección. El uso de condón no está contraindicado en el embarazo y puede prevenir la posibilidad de infecciones de transmisión sexual.
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Si se presenta fiebre, se debe acudir a valoración médica para encontrar el foco infeccioso que la esté generando.
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Evitar el contacto con personas que tengan síntomas gripales.
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Si se vive en zonas endémicas, o territorios donde suelen presentarse enfermedades tropicales, o se va de vacaciones a esos lugares, es importante tener precaución con las picaduras de insectos. Para esto se recomienda usar ropa que cubra la piel, evitar salir en las noches y aplicarse repelentes. El riesgo de contagio de chikungunya, zika, dengue u otras es mucho más alto, durante la gestación.
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Las mujeres deben mantener una alimentación saludable en el embarazo, que les permita nutrirse y obtener un peso adecuado que no aumente el riesgo de obesidad. Si ya se está diagnosticada con diabetes gestacional, se deben seguir las indicaciones brindadas por el equipo de salud.
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Hacer ejercicio, como caminar, permite tener una condición física favorable para cada una de las etapas de gestación. Si se presenta inflamación en las piernas o dolor excesivo, hay que consultar.
Se recomienda evitar largos periodos de tiempo en una misma posición, realizar pausas activas y conservar posiciones que no aumenten la presión en las piernas.
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Si se presenta llanto fácil, profunda tristeza o cambios rápidos del estado de ánimo, se debe informar en los controles prenatales para ser direccionada con el especialista indicado. Igualmente, si se viven situaciones de alto estrés, problemáticas familiares o con la pareja.
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Es muy importante informar al equipo de salud si se están viviendo situaciones de violencia física, económica, psicológica, sexual o patrimonial. Esto permitirá brindar ayuda por medio de las rutas integrales de atención.
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Por ningún motivo se debe consumir tabaco, alcohol o drogas.