Trasplante hepático

La Fundación Santa Fe ha recibido en cinco ocasiones la Orden Responsabilidad Social Dona Bogotá, reconocimiento creado por la Secretaría Distrital de Salud y el Concejo de Bogotá, para incentivar y exaltar a todas las personas y asociaciones comprometidas con la donación de órganos y tejidos en la ciudad.  

En los años 2010, 2011, 2017, 2020 y 2021 la Fundación ocupó el primer lugar, y en el 2016 y el 2019, el segundo. 

El Centro de Cuidado Clínico de Trasplante Hepático se destaca por dar tiempos cortos en lista de espera y de hospitalización a sus pacientes, con un promedio de cinco días, y por el bajo nivel de pacientes que requieren ingresar a la Unidad de Cuidados Intensivos.  

Las personas que han pasado por el proceso de trasplante tienen un porcentaje de supervivencia del 76,5%, durante los 18 años posteriores al procedimiento, y de un 90%, en el primer año.  

Para lograr estos resultados, los especialistas del Centro utilizan tecnología y medicamentos inmunosupresores de gran nivel que permiten brindar las mejores opciones a los pacientes. 

En el ámbito académico y de innovación, el Centro ha desarrollado proyectos de investigación innovadores para la práctica profesional en los procesos de rescate y trasplante, junto al programa de Ingeniería Biomédica de la Universidad de los Andes. 

• Investigación científica 

El Centro ha participado y liderado investigaciones y publicaciones científicas en revistas nacionales e internacionales relacionadas con la enfermedad hepática, con todo lo que ella abarca, y su proceso de tratamiento.   

Ciencia, innovación y tecnología para la atención especializada y la mejor experiencia en servicios de salud.   

Investigación avanzada y estudios epidemiológicos de enfermedades del hígado en Colombia. 

¿En qué enfermedades el trasplante puede ser la solución?  

• Cirrosis primaria, secundaria, criptogénica y alcohólica 

Es  un  daño  severo  del  hígado  en el que el  tejido  sano  se transforma en tejido fibroso, debido al consumo de alcohol, infecciones, o enfermedades  sin  una causa  clara. En  este  caso,  el  hígado  no  puede  cumplir con su trabajo y la sangre corre libremente a través de él, lo que produce aumento de la presión. Este padecimiento no tiene cura. 

• Hepatitis virales crónicas 

Inflamación del hígado causada por virus. Existen cinco tipos de hepatitis: A, B, C, D y E. En nuestro medio son frecuentes las A, B y C. 

• Hepatitis autoinmune 

Esta hepatitis es causada por un ataque del sistema inmunológico o de las defensas del cuerpo a las células del hígado, lo que provoca inflamación, daño y finalmente cirrosis. 

• Esteatohepatitis no alcohólica 

Es el aumento de grasa en el hígado, que finalmente causa cirrosis. Este padecimiento  puede estar  asociado a la obesidad, la diabetes, enfermedades de las arterias coronarias, algunos medicamentos y el abuso de alcohol. 

• Síndrome de Budd Chiari o trombosis  de  las  venas  suprahepáticas 

Es un trastorno raro, generalmente causado por coágulos de sangre que obstruyen,  parcial o completamente, las grandes venas que drenan el hígado. 

• Enfermedades del conducto biliar 

Hay una serie de enfermedades que pueden dañar o destruir las vías por donde se transporta la bilis desde el hígado, lo que provoca reflujo y cirrosis. Entre ellas están la cirrosis biliar primaria, la cirrosis biliar secundaria, la colangitis esclerosante primaria, el síndrome de Alagille o la atresia biliar. 

• Enfermedades hereditarias 

La fibrosis quística, el déficit de alfa-1-antitripsina, la hemocromatosis y la enfermedad de Wilson son algunas patologías hereditarias que interfieren con la forma en que el hígado produce, procesa y almacena enzimas, proteínas, metales y otras sustancias que el cuerpo necesita para funcionar adecuadamente. 

• Medicamentos, toxinas e infecciones 

La cirrosis también puede atribuirse a reacciones negativas a medicamentos, así como a la exposición prolongada a químicos tóxicos, las  infecciones parasitarias y los ataques cardíacos repetitivos con congestión del hígado. 

• Hepatocarcinoma 

Tumor maligno del hígado.  

También pueden requerir trasplante quienes sufran de: 

• Carcinoma hepatocelular en paciente cirrótico. 

• Fibrosis hepática congénita. 

• Colangitis esclerosante primaria. 

• Falla hepática fulminante. 

• Malignidad. 

• Prurito o picazón en todo el cuerpo. 

• Malestar gastrointestinal, dolor abdominal, náuseas y vómito. 

• Fatiga, cansancio, debilidad en todo el cuerpo. 

• Ascitis o acumulación de líquido en el abdomen. La ascitis puede provocar peritonitis bacteriana, que es una infección grave. 

• Ictericia, que consiste en una coloración amarilla de la piel, la parte blanca de los ojos y oscurecimiento de la orina, debido a la no eliminación de la  bilirrubina de la sangre. 

• Encefalopatía o acumulación de toxinas en el cerebro. Esto puede causar pérdida de memoria, confusión mental o llevar a un estado de coma. 

• Pérdida del apetito. 

• Edemas o acumulación de líquido en las piernas. 

• Moretones y hemorragias que ocurren debido a una baja producción de proteínas necesarias para la coagulación sanguínea.