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Los síntomas de una infección respiratoria pueden variar según el tipo y la gravedad, pero los más comunes incluyen: 

Tos (seca o productiva). 

Dificultad para respirar o respiración rápida. 

Dolor o dolor de garganta. 

Congestión nasal o secreción nasal. 

Fiebre. 

Dolores musculares y cansancio. 

Sibilancias (sonidos agudos al respirar). 

Dolor en el pecho (en infecciones más graves como la neumonía). 

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