Artrosis
Newsletter
Mantente informado sobre los últimos
avances, descubrimientos y noticias en
Salud de la Fundación Santa Fe.
La artrosis, también conocida como osteoartritis, es una enfermedad crónica que afecta las articulaciones, especialmente aquellas que soportan peso, como las rodillas, las caderas, los hombros y las manos. Se caracteriza por el desgaste del cartílago articular que recubre los extremos de los huesos, lo que puede provocar dolor, inflamación y dificultad para moverse.
Síntomas
Dolor Articular: El dolor es uno de los síntomas más comunes de la artrosis. Los pacientes pueden experimentar dolor en las articulaciones afectadas, que puede variar desde leve hasta severo. Este dolor tiende a empeorar con la actividad física y mejorar con el reposo. En las etapas avanzadas, el dolor puede ser constante y dificultar las actividades diarias.
Rigidez Articular: La rigidez en las articulaciones es otro síntoma característico de la artrosis. Los pacientes pueden experimentar rigidez matutina, donde las articulaciones se sienten rígidas y difíciles de mover al despertar. Esta rigidez tiende a mejorar con el movimiento y el calentamiento de las articulaciones.
Inflamación: La inflamación en las articulaciones afectadas es común en la artrosis. Los pacientes pueden notar hinchazón alrededor de las articulaciones, lo que puede provocar sensación de calor, enrojecimiento y aumento del tamaño de la articulación. Esta inflamación puede contribuir al dolor y la rigidez.
Dificultad para Moverse: La artrosis puede causar dificultad para mover las articulaciones afectadas, especialmente después de períodos de inactividad. Los pacientes pueden experimentar dificultad para caminar, subir escaleras, levantarse de una silla o realizar actividades cotidianas que implican movimientos de las articulaciones afectadas.
Crepitación Articular: La crepitación, que es un sonido o sensación de crujido, puede ocurrir al mover las articulaciones afectadas. Los pacientes pueden notar este fenómeno, especialmente cuando flexionan o extienden las articulaciones. La crepitación puede ser un signo de deterioro del cartílago en las articulaciones.
Deformidad Articular: En las etapas avanzadas de la artrosis, las articulaciones afectadas pueden volverse deformes. Los pacientes pueden notar cambios en la forma o alineación de las articulaciones, lo que puede afectar la función y la estética. Por ejemplo, en la artrosis de rodilla, puede desarrollarse una deformidad en forma de "X" o "O" en las piernas.
Limitación en la Actividad Física: Debido al dolor, la rigidez y la dificultad para moverse, los pacientes con artrosis pueden experimentar una disminución en su capacidad para realizar actividades físicas. Esto puede afectar la calidad de vida y la participación en actividades sociales y laborales.
Es importante destacar que los síntomas de la artrosis pueden variar de una persona a otra y pueden depender de la ubicación y la gravedad de las articulaciones afectadas.
Tipos
Artrosis de Rodilla
La artrosis de rodilla es una de las formas más prevalentes de esta enfermedad. Se caracteriza por el desgaste del cartílago que recubre los extremos de los huesos en la articulación de la rodilla. Este desgaste puede provocar dolor, rigidez y dificultad para mover la rodilla. Se estima que 13 % de las mujeres y 10 % d ellos hombres por encima de 60 años pueden tener artrosis sintomática de la rodilla.
La osteoartrosis es una enfermedad con causas multifactoriales entre los factores de riesgo para desarrollar artrosis de rodilla se incluyen la edad avanzada, la obesidad, lesiones traumáticas previas de la rodilla, la práctica de actividades de alto impacto que ejercen presión sobre las rodillas, como correr o levantar objetos pesados de forma repetida y por largo tiempo, y la susceptibilidad genética que predispone a atletas jóvenes a desarrollar una artrosis prematura. El dolor en la rodilla especialmente al caminar o subir escaleras o incluso al estar sentado por tiempos prolongados, la inflamación, la sensación de inestabilidad de la rodilla y/o la rigidez son síntomas comunes en la artrosis de esta articulación.
El diagnóstico de la artrosis de rodilla se realiza mediante un examen físico realizado por un especialista, la evaluación de la funcionalidad del paciente y una radiografía de la articulación. Solo en algunos casos se debe recurrir a la toma de una resonancia magnética. El tratamiento inicial puede incluir medicamentos analgésicos y antiinflamatorios, fisioterapia para fortalecer los músculos alrededor de la rodilla, los cuales ayudarán a aliviar el dolor y la inflamación, pero no detendrán la progresión de la enfermedad. Cuando la artrosis se encuentra en un estado avanzado, que genera limitación funcional para las actividades diarias y dolor severo que afecta la calidad de vida, el tratamiento ideal es una cirugía de reemplazo de rodilla.
Artrosis de Cadera:
La artrosis de cadera es otra forma común de esta enfermedad Afecta la articulación de la cadera, donde el cartílago se desgasta gradualmente, lo que puede provocar dolor, rigidez y dificultad para caminar o moverse.
Los factores de riesgo para desarrollar artrosis de cadera son similares a los de la artrosis de rodilla e incluyen la edad avanzada, el género, las mujeres postmenopáusicas tiene más riesgo de desarrollar artrosis de la cadera que los hombres, la obesidad, lesiones traumáticas previas en la cadera, exposición por largo tiempo a medicamentos corticoides, antecedente anormalidades del desarrollo o estructurales de la cadera como displasia de cadera y/o la predisposición genética. El dolor en la región inguinal y en el muslo especialmente al caminar o levantarse de una silla, la rigidez y la dificultad para mover la cadera son síntomas típicos de la artrosis de cadera.
El diagnóstico de la artrosis de cadera se realiza mediante un examen físico por un especialista, radiografías en proyecciones específicas y en algunos casos específicos es necesaria la toma de una resonancia magnética. El manejo inicial puede incluir medicamentos para aliviar el dolor y la inflamación, fisioterapia para mejorar la movilidad de la cadera, y en algunos casos se puede requerir el uso de dispositivos de asistencia como caminador o bastón, aunque ninguna de estas alternativas detendrá la progresión de la enfermedad; en casos avanzados, en los que el dolor y la limitación para realizar actividades cotidianas es frecuente, la cirugía de reemplazo de cadera es el tratamiento definitivo propuesto.
Artrosis de Hombro
La artrosis de hombro es la tercera condición más frecuente de este tipo de afección en presentarse en población mayor. Se caracteriza por la pérdida progresiva del cartílago, haciendo que se pierda superficie de hueso del hombro, el hueso de esta área deja de ser una superficie lisa para volverse rugosa, lo que conlleva a la pérdida de la movilidad del hombro.
Es frecuente en pacientes mayores de 50 años y dentro de los factores de riesgo para presentarla se encuentra sin duda la edad, antecedentes de fractura o luxación de hombro afectado, perdida de irrigación de sangre al hueso, conocido como necrosis avascular, antecedente de ruptura masiva del manguito rotador que conlleva al desgaste de la articulación ya que se afecta la dinámica de movilidad adecuada del hombro aumentando el desgaste de las superficies articulares de esta zona.
Los síntomas más frecuentes en la artrosis de hombro es el dolor el cual empeora con el paso del tiempo, la pérdida progresiva del movimiento y algunos pacientes refieren la sensación de crujido dentro de la articulación ocasionado por la pérdida de la anatomía en la misma. Para su diagnóstico, el especialista en hombro realiza un examen físico, donde evalúa la movilidad y evalúa su funcionalidad, acompañado de imágenes con radiografía de hombro y resonancia magnética. El tratamiento inicial incluye realización de terapia física para fortalecimiento muscular, el uso de medicamentos orales, infiltraciones en el hombro afectado para manejar el dolor y en caso en que el dolor afecta la calidad de vida, la cirugía de reemplazo articular del hombro.
Otras formas de Artrosis:
Además de la artrosis de rodilla y cadera, esta enfermedad puede afectar otras articulaciones del cuerpo, como las manos, la columna vertebral y las articulaciones en los pies. Estas formas pueden presentar síntomas similares, como dolor, rigidez y dificultad para moverse, y también se tratan con un enfoque multidisciplinario que incluye medicamentos analgésicos, fisioterapia y, en algunos casos, intervención quirúrgica.
Etapas de la Enfermedad
Etapa Inicial: En esta etapa, los cambios en las articulaciones pueden ser mínimos y los síntomas pueden ser leves o incluso ausentes. El cartílago puede mostrar signos de desgaste inicial, pero aún no hay una pérdida significativa de grosor. Los pacientes pueden experimentar molestias ocasionales, como dolor leve después de la actividad física, rigidez matutina leve o crepitación en las articulaciones.
Etapa Moderada: En esta etapa, los síntomas de la artrosis tienden a ser más pronunciados. El cartílago articular continúa desgastándose, lo que puede resultar en una disminución del espacio articular en las radiografías. Los pacientes pueden experimentar dolor más frecuente e intenso, rigidez prolongada después del reposo, inflamación ocasional de las articulaciones y limitación en la movilidad articular.
Etapa Avanzada: En esta etapa, el desgaste del cartílago es significativo, lo que puede provocar una deformidad visible en las articulaciones afectadas. Los osteofitos (espuelas óseas) pueden desarrollarse en los márgenes de las articulaciones, y el espacio articular puede estar notablemente estrecho en las radiografías. Los pacientes experimentan dolor constante, rigidez persistente, inflamación crónica de las articulaciones y una marcada limitación en la movilidad, lo que puede afectar significativamente su calidad de vida y capacidad funcional.
Factores de riesgo
Edad Avanzada: La edad es uno de los factores de riesgo más significativos para desarrollar artrosis. A medida que envejecemos, el cartílago de las articulaciones tiende a desgastarse con el tiempo. En Colombia, con una población envejecida, la prevalencia de artrosis tiende a aumentar con la edad, siendo más común en personas mayores de 45 años.
Obesidad: El exceso de peso ejerce una presión adicional sobre las articulaciones, especialmente las rodillas, las caderas y la columna vertebral. En Colombia, donde la obesidad es un problema de salud pública en aumento, este factor de riesgo es especialmente relevante en la incidencia y progresión de la artrosis.
Lesiones Previas en las Articulaciones: Lesiones traumáticas en las articulaciones, como fracturas o lesiones ligamentarias graves, pueden aumentar el riesgo de desarrollar artrosis en el futuro. Esto es relevante en una población donde las actividades físicas y deportivas son comunes.
Predisposición Genética: La historia familiar de artrosis puede aumentar el riesgo de padecer esta enfermedad. Si tienes familiares cercanos que sufren de artrosis, es posible que tengas una predisposición genética a desarrollarla.
Actividades Laborales y Deportivas: Ocupaciones que implican movimientos repetitivos de las articulaciones o trabajo físico pesado pueden aumentar el riesgo de artrosis, especialmente en ciertos grupos ocupacionales en Colombia. Del mismo modo, ciertos deportes de impacto o de carga pueden contribuir al desarrollo de la enfermedad.
Género: las mujeres tienen mayor incidencia de artrosis que los hombres. Esto puede deberse a factores hormonales, diferencias en la estructura corporal y otros factores biológicos.
Estilo de Vida Sedentario: La falta de actividad física regular y el mantenimiento de un estilo de vida sedentario pueden debilitar los músculos y las articulaciones, aumentando el riesgo de desarrollar artrosis.
Condiciones Médicas Subyacentes: Algunas condiciones médicas, como enfermedades inflamatorias autoinmunes como la artritis reumatoide, artritis psoriásica, el uso prolongado de corticoides podría llevar a la necrosis avascular. Secuelas de enfermedades de la infancia como la displasia de cadera, pueden aumentar el riesgo de artrosis secundaria, donde la enfermedad subyacente contribuye al desgaste del cartílago articular.
Es importante tener en cuenta que estos factores de riesgo no garantizan el desarrollo de artrosis, pero sí aumentan la probabilidad. Mantener un peso saludable, realizar ejercicio regularmente, evitar lesiones en las articulaciones y seguir una dieta equilibrada pueden ayudar a reducir el riesgo y la progresión de la artrosis.
Prevención
La prevención de la artrosis es fundamental para reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad y prevenir su progresión. Si bien algunos factores de riesgo, como la edad y la predisposición genética, no se pueden modificar, existen medidas que se pueden tomar para proteger las articulaciones y mantenerlas saludables a lo largo del tiempo. Aquí hay algunas estrategias de prevención:
Mantener un Peso Saludable: Mantener un peso corporal dentro del rango saludable puede reducir la carga sobre las articulaciones, especialmente las rodillas, las caderas y la columna vertebral. La pérdida de peso en personas con sobrepeso u obesidad puede ayudar a disminuir el riesgo de desarrollar artrosis y aliviar los síntomas en aquellos que ya la padecen.
Ejercicio Regular: Realizar ejercicio regularmente puede ayudar a fortalecer los músculos alrededor de las articulaciones, mejorar la flexibilidad y mantener la movilidad articular. Se recomienda una combinación de ejercicios de fuerza, aeróbicos y de flexibilidad, adaptados a las necesidades individuales y limitaciones de cada persona.
Evitar Lesiones Articulares: Es importante evitar lesiones traumáticas en las articulaciones, ya que pueden aumentar el riesgo de desarrollar artrosis en el futuro. Para ello, se deben tomar precauciones al realizar actividades físicas, deportivas o laborales que puedan poner en riesgo las articulaciones, como usar equipo de protección adecuado y practicar técnicas seguras.
Adoptar una Postura Correcta: Mantener una postura correcta al estar de pie, sentado o levantando objetos pesados puede ayudar a distribuir la carga de manera uniforme en las articulaciones y prevenir la sobrecarga y el desgaste prematuro del cartílago.
Dieta Balanceada: Seguir una dieta equilibrada y rica en nutrientes puede promover la salud de las articulaciones. Se recomienda una dieta rica en frutas, verduras, granos enteros, proteínas magras y grasas saludables, que pueden ayudar a mantener el cartílago y los tejidos articulares en óptimas condiciones.
Cuidado de las Articulaciones: Tomar medidas para cuidar las articulaciones, como evitar actividades repetitivas que puedan causar desgaste, usar calzado adecuado y realizar ejercicios de calentamiento antes de la actividad física, puede ayudar a proteger las articulaciones y prevenir lesiones.
Diagnóstico / Detección
Historia Clínica: El primer paso en el diagnóstico de la artrosis es una evaluación detallada de la historia clínica del paciente. El médico realizará preguntas sobre los síntomas, la duración y la intensidad del dolor, factores desencadenantes, historial de lesiones articulares previas, antecedentes familiares de artrosis y cualquier otra información relevante.
Examen Físico: Luego, se realiza un examen físico enfocado en las articulaciones afectadas. El médico puede evaluar la amplitud de movimiento, la presencia de inflamación, la estabilidad de las articulaciones y cualquier deformidad evidente. Se presta especial atención a la presencia de sensibilidad, crepitación y cambios en la forma de las articulaciones.
Radiografías: Las radiografías son una herramienta fundamental en el diagnóstico de la artrosis. Permiten visualizar el estado del cartílago, el espacio articular, la presencia de osteofitos (espuelas óseas), cambios en la densidad ósea y la alineación de las articulaciones.
Resonancia Magnética (RM): En algunos casos, el especialista puede recomendar una resonancia magnética para obtener imágenes más detalladas de las articulaciones afectadas. La RM es útil para evaluar el cartílago, los ligamentos, los tendones y otros tejidos blandos alrededor de la articulación. La RM puede ser necesaria en algunos casos, para confirmar el diagnóstico y evaluar la gravedad de la artrosis en casos más complejos.
Detección Temprana
La detección temprana permite intervenir antes de que la enfermedad cause daños significativos en las articulaciones, lo que puede mejorar el pronóstico a largo plazo y reducir la necesidad de tratamientos más invasivos en etapas avanzadas. Además, un diagnóstico precoz brinda la oportunidad de implementar estrategias de manejo adecuadas, como cambios en el estilo de vida, fisioterapia, medicamentos para el dolor y terapias conservadoras, que pueden ayudar a controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente. Algunas de las prácticas recomendadas para la detección temprana son:
Evaluaciones Médicas Regulares: Fomento de la realización de chequeos médicos periódicos, especialmente en personas con factores de riesgo conocidos, para detectar y tratar la artrosis en sus etapas iniciales.
Promoción de la Actividad Física: Incentivo a la práctica regular de ejercicio físico adecuado para fortalecer los músculos y mejorar la movilidad articular, lo que puede ayudar a prevenir la aparición o progresión de la artrosis.
Tratamiento
El tratamiento de la artrosis tiene como objetivo principal aliviar el dolor, mejorar la función articular y reducir la progresión de la enfermedad. Se utiliza un enfoque multidisciplinario que puede incluir:
Medicamentos:
Analgésicos y antiinflamatorios no esteroides (AINEs): Ayudan a reducir el dolor y la inflamación asociados con la artrosis. Se pueden usar en forma de pastillas, cremas o geles tópicos.
Inyecciones intraarticulares: Los corticosteroides pueden administrarse directamente en la articulación afectada para proporcionar alivio temporal del dolor y la inflamación. Deben ser realizadas siempre por un especialista.
Fisioterapia y Ejercicio:
La fisioterapia puede ayudar a fortalecer los músculos alrededor de la articulación afectada, mejorar la movilidad y reducir el dolor.
Los ejercicios de bajo impacto, como la natación, el ciclismo y el yoga, pueden ayudar a mantener la flexibilidad y fortalecer los músculos sin ejercer demasiada presión sobre las articulaciones.
Dispositivos de Asistencia: El uso de dispositivos de soporte como rodilleras, férulas, bastones o ortesis puede ayudar a aliviar la presión sobre las articulaciones afectadas y mejorar la función articular.
Pérdida de Peso: Para pacientes con sobrepeso u obesidad, la pérdida de peso puede reducir la carga sobre las articulaciones afectadas, aliviando así el dolor y la inflamación.
Terapias Alternativas: Terapias alternativas como la acupuntura, la terapia con frío o calor, y la magnetoterapia pueden proporcionar alivio adicional del dolor para algunos pacientes. Estas terapias siempre deben ser guiadas por un especialista en este tipo de terapias.
Cabe aclarar que los tratamientos previamente enlistados ayudarán a mejorar el dolor y la movilidad articular, pero no detendrán la progresión de la enfermedad dada por la pérdida de cartílago (el cual una vez inicia, no se regenera) y el desgaste articular.
Cirugía: En casos avanzados de artrosis en donde el dolor articular es insoportable y afecta notablemente la calidad de vida, la cirugía puede ser necesaria. Las opciones quirúrgicas incluyen artroscopia para limpiar el tejido dañado, osteotomía para cambiar la alineación de la articulación, o cirugía de reemplazo articular (artroplastia) para reemplazar la articulación dañada con una prótesis artificial.
¿Cómo lo tratamos en la Fundación Santa Fe de Bogotá?
Médico General o Médico de Familia: El médico general es el primer punto de contacto para muchos pacientes con artrosis. Se encarga de realizar el diagnóstico inicial, evaluar los síntomas y derivar al paciente a especialistas según sea necesario. Además, brinda orientación sobre el manejo de la enfermedad y coordina el cuidado continuo del paciente.
Reumatólogo: Los reumatólogos son especialistas en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades musculoesqueléticas, incluida la artrosis. Proporcionan evaluación especializada, manejo médico y seguimiento de pacientes con artrosis, especialmente en casos más complejos o en etapas avanzadas de la enfermedad.
Fisioterapeuta: Los fisioterapeutas desempeñan un papel fundamental en el tratamiento de la artrosis al proporcionar programas de ejercicios específicos para fortalecer los músculos alrededor de las articulaciones afectadas, mejorar la movilidad y reducir el dolor. También pueden utilizar técnicas de terapia manual y modalidades físicas para mejorar la función articular y reducir la rigidez.
Ortopedista: Los ortopedistas son especialistas en el tratamiento quirúrgico de las enfermedades y lesiones del sistema musculoesquelético, incluida la artrosis. En casos avanzados de artrosis que no responden a otras formas de tratamiento, pueden realizar cirugías como artroplastia (reemplazo articular), osteotomía o artroscopia para restaurar la función articular y aliviar el dolor.
Nutricionista: Los nutricionistas pueden desempeñar un papel importante en el manejo de la artrosis al proporcionar orientación sobre la alimentación saludable y la pérdida de peso en pacientes con sobrepeso u obesidad. Una dieta equilibrada y adecuada puede ayudar a reducir la carga sobre las articulaciones y mejorar los síntomas de la artrosis.
Psicólogo o Trabajador Social: Los psicólogos o trabajadores sociales pueden proporcionar apoyo emocional y psicológico a los pacientes con artrosis, especialmente aquellos que experimentan estrés, ansiedad o depresión relacionados con la enfermedad. También pueden ofrecer recursos y estrategias para mejorar la calidad de vida y afrontar los desafíos asociados con la artrosis.
El tratamiento integral de la artrosis a menudo requiere la colaboración y coordinación de múltiples especialistas para abordar los diversos aspectos de la enfermedad y las necesidades individuales del paciente. Al trabajar en equipo, estos profesionales de la salud pueden proporcionar un enfoque completo y personalizado que mejore la calidad de vida y el bienestar de los pacientes con artrosis.
¿Necesitas una cita?
o a través del Call center 6014824488
Especialidades que la tratan
Nuestros especialistas
Carlos Eduardo Gomez Barajas
Tatiana Almario Aristizábal
Publicaciones relacionadas
Reemplazos Articulares
Los reemplazos articulares son intervenciones quirúrgicas diseñadas para aliviar el dolor y restaurar la función en articulaciones dañadas por enfermedades degenerativas como la osteoartritis. En esencia, implican la sustitución de la articulación enferma con una prótesis artificial.
Lesión del Manguito Rotador
La Lesión del Manguito Rotador se refiere al daño o lesión en los músculos y tendones que rodean el hombro. Estos músculos y tendones son fundamentales para mover y estabilizar la articulación del hombro, permitiéndote realizar movimientos como levantar el brazo y girarlo.