Trauma Articular Menor
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El Trauma Articular Menor abarca una serie de lesiones leves que afectan las articulaciones del cuerpo. Estas lesiones pueden ocurrir como resultado de actividades cotidianas, deportivas o accidentes menores. Aunque no suelen representar una amenaza grave para la vida, estas lesiones pueden causar molestias significativas y limitar la movilidad. Algunas de las lesiones más comunes son los esguinces, distensiones musculares y contusiones.
Síntomas
Los síntomas del Trauma Articular Menor pueden variar dependiendo del tipo y la gravedad de la lesión, así como de la articulación afectada. Sin embargo, hay una serie de síntomas comunes que pueden indicar la presencia de una lesión articular menor. A continuación, explicaremos en detalle estos síntomas para que puedas identificarlos y buscar atención médica adecuada si los experimentas:
Dolor: El dolor es uno de los síntomas más comunes del Trauma Articular Menor. Puede variar en intensidad, desde leve hasta severo, y puede estar presente tanto en reposo como durante el movimiento de la articulación afectada. El dolor puede sentirse como una sensación punzante, ardiente o pulsátil, y generalmente se localiza en la articulación lesionada o en los tejidos circundantes.
Hinchazón: La hinchazón, también conocida como edema, es otra manifestación común del Trauma Articular Menor. Se produce como resultado de la acumulación de líquido en los tejidos blandos alrededor de la articulación lesionada. La hinchazón puede causar sensación de tensión o aumento de volumen en la articulación afectada, y a menudo está acompañada de enrojecimiento o calor localizado.
Dificultad para Mover la Articulación: La lesión de los tejidos blandos en una articulación puede provocar rigidez y limitación en el rango de movimiento. Puedes experimentar dificultad para mover la articulación afectada en todas las direcciones, lo que puede interferir con tus actividades diarias y deportivas. Esta dificultad para mover la articulación puede estar presente de forma inmediata después de la lesión o desarrollarse gradualmente en los días siguientes.
Sensibilidad al Tacto: La sensibilidad al tacto es otro síntoma característico del Trauma Articular Menor. Puedes experimentar sensibilidad o dolor al presionar suavemente sobre la articulación lesionada o los tejidos circundantes. Esta sensibilidad puede indicar inflamación o irritación de los tejidos blandos y puede estar presente junto con otros síntomas como dolor y hinchazón.
Inestabilidad Articular: En algunos casos, el Trauma Articular Menor puede provocar sensación de inestabilidad o laxitud en la articulación afectada. Puedes sentir que la articulación se mueve de manera anormal o que "se sale de su lugar", lo que puede aumentar el riesgo de sufrir nuevas lesiones. Esta sensación de inestabilidad puede estar presente durante la actividad física o incluso en reposo.
Sonidos Articulares: Algunas personas pueden experimentar sonidos como chasquidos, crujidos o crepitaciones al mover la articulación afectada. Estos sonidos pueden ser el resultado de la fricción entre los tejidos lesionados o la presencia de líquido en la articulación. Si experimentas sonidos articulares acompañados de dolor o molestias, es importante buscar atención médica para evaluar la causa subyacente.
Tipos
El Trauma Articular Menor abarca una variedad de lesiones que pueden afectar diferentes articulaciones del cuerpo. Estas lesiones, aunque consideradas menores en comparación con otros tipos de traumatismos, pueden causar molestias significativas y afectar la calidad de vida. A continuación, describiremos en detalle los tipos más comunes de Trauma Articular Menor en Colombia:
Esguinces de Tobillo: Los esguinces de tobillo son lesiones comunes que afectan los ligamentos que sostienen la articulación del tobillo. Estos esguinces suelen ocurrir cuando el tobillo se tuerce o gira de manera brusca, lo que puede provocar estiramiento excesivo o desgarro de los ligamentos. En Colombia, los esguinces de tobillo son especialmente frecuentes debido a la práctica de deportes como el fútbol y el baloncesto, así como a terrenos irregulares o resbaladizos en áreas rurales.
Distensiones Musculares en la Rodilla: Las distensiones musculares en la rodilla son lesiones que afectan los músculos y tendones alrededor de esta articulación. Estas lesiones pueden ocurrir como resultado de movimientos bruscos, sobreesfuerzo o impactos directos en la rodilla. En Colombia, las distensiones musculares en la rodilla son comunes en personas que practican deportes de alto impacto como el ciclismo de montaña o el fútbol, así como en trabajadores que realizan actividades físicas intensas.
Contusiones Articulares: Las contusiones articulares son lesiones causadas por impactos directos en una articulación, que pueden resultar en hematomas, hinchazón y sensibilidad en el área afectada. Estas contusiones pueden ser el resultado de caídas, accidentes deportivos o colisiones durante actividades cotidianas. En Colombia, las contusiones articulares son frecuentes en personas que trabajan en entornos laborales de alto riesgo, así como en deportistas que practican deportes de contacto como el rugby o el hockey.
Torceduras de Muñeca: Las torceduras de muñeca son lesiones que afectan los ligamentos y tendones alrededor de la articulación de la muñeca. Estas lesiones pueden ocurrir como resultado de caídas sobre la mano extendida, movimientos bruscos o impactos directos en la muñeca. En Colombia, las torceduras de muñeca son comunes en personas de todas las edades, especialmente en niños y adolescentes que participan en actividades recreativas o deportivas.
Etapas de la Enfermedad
Las etapas de la enfermedad en el contexto del Trauma Articular Menor pueden variar dependiendo de la gravedad de la lesión y la respuesta individual del paciente. Sin embargo, se pueden identificar varias fases generales que caracterizan el proceso de recuperación. A continuación, se detallan estas etapas en orden secuencial:
Fase Aguda: Esta es la etapa inicial después de la lesión, donde se experimentan los síntomas agudos como dolor intenso, hinchazón, sensibilidad y limitación en el movimiento de la articulación afectada. En esta fase, el cuerpo responde al trauma con inflamación y activación de los mecanismos de reparación tisular. Es importante aplicar medidas de primeros auxilios como reposo, aplicación de hielo, compresión y elevación (método RICE) para reducir la inflamación y el dolor.
Fase Subaguda: En esta etapa, que suele ocurrir unos días después de la lesión, los síntomas agudos pueden disminuir gradualmente en intensidad. Sin embargo, es posible que persista cierta incomodidad, dolor leve y rigidez en la articulación. La actividad física puede comenzar a reintroducirse de manera gradual, con la orientación de un profesional de la salud, utilizando ejercicios de bajo impacto para mantener la movilidad y la fuerza muscular.
Fase de Reparación: Durante esta etapa, que puede durar varias semanas, el cuerpo inicia el proceso de reparación de los tejidos lesionados. Los fibroblastos comienzan a producir nuevo tejido colágeno para reemplazar el tejido dañado en los ligamentos, tendones y músculos. Es importante continuar con medidas de autocuidado, como terapia física y ejercicios de rehabilitación, para promover una adecuada cicatrización y restauración de la función articular.
Fase de Rehabilitación: En esta etapa, que puede extenderse durante varias semanas o meses, el enfoque se centra en la restauración completa de la función y la fuerza de la articulación afectada. Se pueden realizar ejercicios de fortalecimiento, estiramiento y estabilización para mejorar la movilidad, la estabilidad y la resistencia muscular. La terapia física desempeña un papel importante en esta fase, proporcionando programas de ejercicios personalizados y técnicas de rehabilitación específicas para cada paciente.
Fase de Mantenimiento: Después de completar la fase de rehabilitación, es importante mantener una rutina de ejercicio regular y practicar hábitos de vida saludables para prevenir futuras lesiones y mantener la salud articular a largo plazo. Esto puede incluir ejercicios de fortalecimiento y flexibilidad, así como la práctica de deportes y actividades físicas de forma segura y adecuada.
Es fundamental entender que la progresión a través de estas etapas puede variar según la gravedad de la lesión, la edad del paciente, su estado de salud general y la adherencia al plan de tratamiento.
Factores de riesgo
Los factores de riesgo son condiciones o circunstancias que aumentan la probabilidad de sufrir una lesión por Trauma Articular Menor. En el contexto epidemiológico colombiano, varios factores pueden contribuir al desarrollo de estas lesiones. Es importante comprender estos factores para tomar medidas preventivas y reducir el riesgo de lesiones. A continuación, ampliaremos la información sobre los factores de riesgo:
Práctica Deportiva Intensa: En Colombia, la práctica de deportes intensos y de alto impacto es muy común. Actividades como el fútbol, el baloncesto, el ciclismo de montaña y el rugby son populares entre personas de todas las edades. Participar en estas actividades aumenta el riesgo de sufrir lesiones articulares menores, como esguinces, distensiones musculares y contusiones, debido a movimientos bruscos, impactos y giros repentinos.
Condiciones Climáticas y Terreno: Las condiciones climáticas pueden influir en el riesgo de lesiones articulares menores en Colombia. En regiones con alta humedad, las superficies pueden volverse resbaladizas, aumentando el riesgo de caídas y lesiones. Además, en áreas rurales o montañosas, el terreno irregular puede aumentar el riesgo de torceduras de tobillo y rodilla durante actividades al aire libre como el senderismo o la agricultura.
Falta de Calentamiento y Preparación Física: La falta de un calentamiento adecuado antes de la actividad física puede aumentar el riesgo de lesiones articulares menores. En Colombia, donde la cultura del ejercicio y el deporte es fuerte, es importante educar a la población sobre la importancia de realizar estiramientos y ejercicios de calentamiento antes de participar en actividades deportivas o físicas intensas.
Edad y Nivel de Actividad: La edad y el nivel de actividad física también pueden influir en el riesgo de lesiones articulares menores. Los niños y adolescentes activos pueden estar en mayor riesgo debido a su participación en actividades deportivas y recreativas. Del mismo modo, las personas mayores pueden experimentar una disminución de la fuerza muscular y la estabilidad articular, lo que aumenta el riesgo de caídas y lesiones.
Prevención
La prevención del Trauma Articular Menor es fundamental para reducir el riesgo de lesiones y promover la salud y el bienestar musculoesquelético a largo plazo.
Entrenamiento adecuado: La preparación física adecuada antes de participar en actividades deportivas o físicas puede ayudar a fortalecer los músculos, mejorar la flexibilidad y aumentar la resistencia, reduciendo así el riesgo de lesiones articulares. Se deben incluir ejercicios de calentamiento y estiramiento para preparar los músculos y las articulaciones para la actividad física, así como ejercicios de enfriamiento al finalizar la sesión para promover la recuperación muscular.
Uso de equipo de protección: Utilizar equipo de protección adecuado durante la actividad física puede ayudar a prevenir lesiones articulares menores. Por ejemplo, usar calzado deportivo adecuado con buena amortiguación y soporte puede reducir el riesgo de esguinces de tobillo, mientras que el uso de rodilleras o coderas puede proporcionar protección adicional durante actividades de contacto o de alto impacto.
Técnica adecuada: Aprender y practicar técnicas de movimiento adecuadas puede ayudar a prevenir lesiones articulares causadas por movimientos bruscos o incorrectos. Por ejemplo, aprender la técnica correcta para aterrizar después de saltar durante actividades como el baloncesto o el vóley playa puede reducir el riesgo de lesiones en las rodillas.
Gradualidad en el aumento de la intensidad: Aumentar gradualmente la intensidad, la duración o la frecuencia de la actividad física puede ayudar a evitar lesiones por sobreuso y dar tiempo al cuerpo para adaptarse y fortalecerse. Es importante escuchar al cuerpo y no forzar demasiado el ejercicio, especialmente al principio de una nueva rutina de entrenamiento.
Mantenimiento de un peso saludable: Mantener un peso corporal saludable puede reducir la carga sobre las articulaciones, especialmente las de las rodillas, las caderas y los tobillos. La pérdida de peso puede disminuir la presión sobre las articulaciones y reducir el riesgo de desarrollar condiciones como la osteoartritis, que puede aumentar la vulnerabilidad a las lesiones articulares menores.
Atención a las condiciones ambientales: Prestar atención a las condiciones ambientales, como superficies irregulares o resbaladizas, terreno inestable o clima adverso, puede ayudar a prevenir caídas y lesiones durante actividades al aire libre.
Descanso y recuperación adecuados: Dar al cuerpo tiempo suficiente para descansar y recuperarse entre sesiones de entrenamiento o actividades físicas puede prevenir la fatiga muscular y reducir el riesgo de lesiones por sobrecarga.
Educación y concientización: Educar a las personas sobre la importancia de la prevención de lesiones articulares y proporcionar información sobre técnicas de entrenamiento seguras, uso adecuado del equipo deportivo y señales de advertencia de lesiones puede ayudar a promover comportamientos saludables y prevenir lesiones.
Diagnóstico / Detección
El diagnóstico preciso del Trauma Articular Menor es fundamental para determinar la gravedad de la lesión y guiar el tratamiento adecuado.
Evaluación Clínica: La evaluación clínica es el primer paso en el diagnóstico del Trauma Articular Menor. El médico realizará una historia clínica detallada, preguntando sobre la naturaleza de la lesión, los síntomas presentes, la intensidad del dolor y cualquier evento traumático relacionado. Luego, llevará a cabo un examen físico completo, palpando y movilizando la articulación afectada para evaluar la presencia de dolor, hinchazón, sensibilidad y limitación del movimiento.
Radiografías: Las radiografías son una herramienta de diagnóstico inicial para evaluar el Trauma Articular Menor, especialmente para descartar fracturas óseas u otras anomalías estructurales. Las radiografías pueden revelar la presencia de fracturas, luxaciones, subluxaciones o cambios degenerativos en la articulación afectada. Aunque las radiografías no siempre son necesarias en casos de lesiones leves, pueden ser útiles para descartar complicaciones graves.
Resonancia Magnética (RM): La resonancia magnética es una prueba de diagnóstico por imagen más avanzada que proporciona imágenes detalladas de los tejidos blandos, como ligamentos, tendones, músculos y cartílago. La RM es especialmente útil para evaluar lesiones complejas o internas en las articulaciones, como desgarros ligamentosos, distensiones musculares y lesiones del cartílago articular. Esta técnica es más sensible que las radiografías para detectar lesiones articulares menores y puede ayudar a guiar el tratamiento adecuado.
Ecografía Musculoesquelética: La ecografía musculoesquelética es una herramienta de diagnóstico por imagen que utiliza ondas de ultrasonido para visualizar los tejidos blandos y las estructuras articulares en tiempo real. Esta técnica puede ser útil para evaluar la presencia de lesiones agudas, como distensiones musculares o rupturas de tendones, así como para guiar procedimientos de intervención mínimamente invasivos, como la aspiración de líquido sinovial o la inyección de medicamentos.
Artroscopia: La artroscopia es un procedimiento quirúrgico mínimamente invasivo que permite visualizar directamente el interior de una articulación utilizando un dispositivo óptico llamado artroscopio. Este procedimiento se utiliza principalmente en casos de lesiones articulares menores que no se resuelven con tratamiento conservador. Durante la artroscopia, el cirujano puede realizar reparaciones o limpiezas de tejidos dañados dentro de la articulación.
Es importante destacar que el enfoque diagnóstico puede variar según la gravedad y la complejidad de la lesión, así como la disponibilidad de recursos médicos. El médico determinará el mejor curso de acción para cada paciente, teniendo en cuenta los síntomas, la historia clínica y los resultados de las pruebas de diagnóstico por imagen. Si experimentas una lesión articular, es fundamental buscar atención médica para recibir un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado.
Detección Temprana
La detección temprana del Trauma Articular Menor es crucial para garantizar una intervención oportuna y un proceso de recuperación más rápido y efectivo. Aquí se detallan algunos aspectos importantes relacionados con la detección precoz de estas lesiones:
Autoevaluación Post-Traumática: Después de experimentar un trauma o lesión que involucre una articulación, es fundamental realizar una autoevaluación cuidadosa de los síntomas. Presta atención a cualquier dolor, hinchazón, sensibilidad, o dificultad para mover la articulación. Si notas algún cambio significativo en la función o la comodidad de la articulación, busca atención médica.
Atención Médica Inmediata: Ante la presencia de síntomas de Trauma Articular Menor, es importante buscar atención médica lo antes posible. Un médico especializado en ortopedia o medicina deportiva puede realizar una evaluación completa de la lesión y ordenar pruebas de diagnóstico por imagen si es necesario. No ignores los síntomas, ya que un diagnóstico temprano puede prevenir complicaciones futuras.
Uso de Métodos de Diagnóstico Adecuados: Los métodos de diagnóstico por imagen, como radiografías, resonancias magnéticas o ecografías, son herramientas importantes para detectar lesiones articulares menores. Si el médico lo considera necesario, puede solicitar pruebas de este tipo para evaluar la gravedad y la extensión de la lesión.
Seguimiento de las Recomendaciones Médicas: Una vez que se haya realizado el diagnóstico, es fundamental seguir las recomendaciones médicas de manera rigurosa. Esto puede incluir reposo, aplicación de hielo, terapia física, uso de dispositivos de soporte, como férulas o vendajes, y medicación para el control del dolor y la inflamación. El seguimiento adecuado de estas recomendaciones puede acelerar la recuperación y prevenir complicaciones.
Educación y Prevención: La detección temprana del Trauma Articular Menor también implica educar a las personas sobre cómo prevenir estas lesiones en primer lugar. Esto puede incluir la adopción de prácticas seguras durante la actividad física, el uso de equipo de protección adecuado y la realización de calentamientos y estiramientos antes del ejercicio. Promover un estilo de vida activo y saludable también puede ayudar a fortalecer los músculos y ligamentos, reduciendo así el riesgo de lesiones articulares menores.
Tratamiento
El tratamiento del Trauma Articular Menor tiene como objetivo aliviar el dolor, reducir la inflamación, promover la curación de los tejidos afectados y restaurar la función articular normal. El enfoque terapéutico puede variar según la gravedad de la lesión y las necesidades individuales del paciente. A continuación, se detalla la información sobre las opciones de tratamiento:
Manejo Conservador:
Reposo: Descansar la articulación lesionada es fundamental durante la fase aguda para permitir la recuperación de los tejidos dañados.
Aplicación de Hielo: Aplicar hielo envuelto en un paño durante 15-20 minutos varias veces al día puede ayudar a reducir la inflamación y aliviar el dolor.
Compresión: El uso de vendajes de compresión puede ayudar a controlar la hinchazón y proporcionar soporte a la articulación lesionada.
Elevación: Elevar la articulación por encima del nivel del corazón puede ayudar a reducir la hinchazón y mejorar el drenaje linfático.
Manejo farmacológico:
Analgésicos y Antiinflamatorios no Esteroideos (AINEs): Medicamentos como el ibuprofeno o el naproxeno pueden ayudar a aliviar el dolor y reducir la inflamación.
Analgésicos Tópicos: Cremas o geles tópicos que contienen ingredientes como el mentol o el alcanfor pueden proporcionar alivio localizado del dolor.
Inyecciones de Corticosteroides: En casos de inflamación persistente o dolor intenso, el médico puede recomendar inyecciones de corticosteroides para reducir la inflamación y el dolor en la articulación afectada.
Terapia Física:
Ejercicios de Fortalecimiento y Estiramiento: Un fisioterapeuta puede diseñar un programa de ejercicios específico para fortalecer los músculos alrededor de la articulación y mejorar la flexibilidad.
Terapia Manual: Técnicas como el masaje, la movilización articular y la terapia de tejidos blandos pueden ayudar a reducir la rigidez y mejorar la función articular.
Modalidades de Terapia Física: Terapias como la electroterapia, la terapia con ultrasonido o la terapia con láser pueden utilizarse para reducir el dolor y promover la cicatrización de los tejidos.
Dispositivos de Soporte:
Férulas o Vendajes: En casos de esguinces o distensiones, el uso de férulas o vendajes puede proporcionar estabilidad adicional a la articulación durante la recuperación.
Ortesis: Dispositivos como plantillas ortopédicas o soportes articulares pueden ayudar a corregir la alineación y reducir la carga sobre la articulación afectada.
Intervenciones Quirúrgicas (en casos selectos): En casos de lesiones graves que no responden al tratamiento conservador, como desgarros ligamentosos extensos o fracturas articulares, puede ser necesaria una intervención quirúrgica para reparar o reconstruir los tejidos dañados. La artroscopia es una técnica quirúrgica mínimamente invasiva que se utiliza para tratar algunas lesiones articulares menores, permitiendo la visualización y reparación de los tejidos internos de la articulación.
¿Cómo lo tratamos en la Fundación Santa Fe de Bogotá?
El tratamiento integral del Trauma Articular Menor puede involucrar a varias especialidades médicas y profesionales de la salud que trabajan en conjunto para proporcionar una atención completa y personalizada al paciente. A continuación, se profundiza en la información sobre las especialidades médicas que participan en el manejo de estas lesiones:
Ortopedia y Traumatología: Los ortopedistas son médicos especializados en el diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de lesiones musculoesqueléticas, incluidas las lesiones articulares menores. Los ortopedistas pueden evaluar la gravedad de la lesión, ordenar pruebas de diagnóstico por imagen y proporcionar opciones de tratamiento conservador o quirúrgico según sea necesario. Estos especialistas están capacitados para realizar intervenciones quirúrgicas, como la reparación de ligamentos o la reconstrucción articular, en casos de lesiones graves que no responden al tratamiento conservador.
Medicina Deportiva: Los médicos especializados en medicina deportiva tienen experiencia en el diagnóstico y tratamiento de lesiones relacionadas con la actividad física y el deporte. Estos profesionales pueden ayudar a diseñar programas de rehabilitación específicos para deportistas y personas activas, con el objetivo de restaurar la función articular y mejorar el rendimiento deportivo de manera segura. También pueden ofrecer asesoramiento sobre la prevención de lesiones, técnicas de entrenamiento adecuadas y estrategias para optimizar la recuperación.
Fisioterapia: Los fisioterapeutas son especialistas en el diseño y la implementación de programas de rehabilitación física para mejorar la movilidad, la fuerza y la función de las articulaciones. Trabajan en estrecha colaboración con los pacientes para desarrollar planes de tratamiento individualizados que incluyen ejercicios terapéuticos, técnicas de terapia manual y modalidades de terapia física. Los fisioterapeutas desempeñan un papel fundamental en la recuperación del Trauma Articular Menor, ayudando a reducir el dolor, mejorar la función articular y prevenir la recurrencia de lesiones.
Reumatología: Los reumatólogos son médicos especializados en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades que afectan las articulaciones, los músculos y los tejidos conectivos. Si existen condiciones subyacentes como artritis u otras enfermedades reumáticas que contribuyan al Trauma Articular Menor, los reumatólogos pueden proporcionar un enfoque integral para su manejo y control.
Cirugía Ortopédica y Rehabilitación: Los cirujanos ortopédicos especializados en cirugía de traumatología pueden estar involucrados en el manejo de lesiones articulares graves que requieran intervención quirúrgica. Después de la cirugía, los pacientes pueden requerir rehabilitación postoperatoria dirigida por fisioterapeutas especializados en la recuperación de la función articular y la fuerza muscular.
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