Ansiedad
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La ansiedad es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones percibidas como amenazantes o estresantes. Es una emoción que todos experimentamos en ciertos momentos de la vida y que puede ser útil en situaciones de peligro, ya que prepara al cuerpo para enfrentar o huir de la amenaza, lo que se conoce como la "respuesta de lucha o huida".
Sin embargo, cuando la ansiedad se vuelve excesiva, persistente e interferente en la vida diaria, puede convertirse en un trastorno de ansiedad. Los trastornos de ansiedad son condiciones de salud mental que se caracterizan por sentimientos intensos y prolongados de ansiedad y preocupación que pueden interferir con las actividades cotidianas, las relaciones y el bienestar general.
Los síntomas de la ansiedad pueden variar de una persona a otra, pero comúnmente incluyen:
Sensación de nerviosismo, tensión o preocupación constante.
Irritabilidad.
Dificultad para concentrarse.
Sensación de que algo malo va a suceder.
Problemas para conciliar el sueño o mantenerlo.
Palpitaciones, sudoración excesiva, temblores y otros síntomas físicos de activación del sistema nervioso autónomo.
Los trastornos de ansiedad pueden manifestarse en diferentes formas, como trastorno de ansiedad generalizada (TAG), trastorno de pánico, trastorno de ansiedad social, fobias específicas y trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), entre otros.
Es importante destacar que la ansiedad es una experiencia común y no necesariamente es patológica. Sin embargo, cuando la ansiedad se vuelve abrumadora y afecta la calidad de vida de una persona, es importante buscar ayuda profesional para aprender a manejarla de manera saludable y efectiva. El tratamiento para los trastornos de ansiedad puede incluir terapia cognitivo-conductual, medicamentos y técnicas de gestión del estrés.
En Colombia, los trastornos de ansiedad son una preocupación significativa para la salud pública. Según estudios epidemiológicos, se estima que alrededor del 19 % de la población colombiana experimenta algún tipo de trastorno de ansiedad en algún momento de sus vidas. Estos trastornos pueden afectar a personas de todas las edades, géneros y grupos étnicos, y pueden estar asociados con factores genéticos, biológicos, psicológicos y ambientales.
Síntomas
Los síntomas de la ansiedad pueden variar de una persona a otra, pero algunos de los más comunes incluyen:
Palpitaciones cardíacas rápidas o irregulares: Esta sensación se refiere a una percepción aumentada o anormal del latido del corazón. Puedes sentir que tu corazón late más rápido de lo normal o de manera irregular, como si estuviera saltando un latido. Estas palpitaciones pueden ser acompañadas de ansiedad intensa y pueden causar preocupación adicional sobre la salud del corazón.
Sensación de falta de aire o ahogo: Esta sensación se caracteriza por dificultad para respirar o la sensación de no poder obtener suficiente aire. Puedes sentir que tu respiración es superficial o entrecortada, lo que puede provocar sensaciones de asfixia o pánico. Esta sensación de falta de aire puede ser especialmente alarmante y angustiante para quienes la experimentan.
Mareos o vértigo: El mareo se describe como una sensación de inestabilidad o giro, mientras que el vértigo es una sensación de movimiento rotatorio o de que el entorno está girando a tu alrededor. Estos síntomas pueden provocar desequilibrio, sensación de aturdimiento o la sensación de que podrías desmayarte.
Sudoración excesiva: La ansiedad puede desencadenar un aumento en la sudoración, incluso en ausencia de calor o actividad física intensa. Puedes experimentar sudoración excesiva en las palmas de las manos, las axilas, la frente o en todo el cuerpo. Este sudor puede ser frío y pegajoso, y puede ser difícil de controlar.
Temblores o sacudidas: Los temblores son movimientos involuntarios e incontrolables de partes del cuerpo, como las manos, las piernas o la mandíbula. Estos temblores pueden ser sutiles o más pronunciados y pueden empeorar con la ansiedad. Las sacudidas pueden acompañar a los temblores y provocar una sensación de nerviosismo o incomodidad.
Sensación de irrealidad o desconexión: Esta sensación se conoce como desrealización o despersonalización y puede hacer que te sientas desconectado de ti mismo, de tu entorno o de la realidad. Puedes sentirte como si estuvieras en un sueño o como si las cosas a tu alrededor no fueran reales. Esta sensación puede ser alarmante y aumentar la ansiedad
Dificultad para concentrarse: La ansiedad puede dificultar la concentración y el enfoque en tareas cotidianas. Puedes tener dificultad para procesar información, mantener la atención en una tarea o recordar cosas importantes. Esta dificultad para concentrarse puede afectar el rendimiento académico, laboral y otras áreas de la vida.
Problemas para conciliar el sueño o mantenerlo: La ansiedad puede interferir con el sueño normal, lo que puede provocar dificultades para conciliar el sueño al acostarse, despertarse durante la noche o despertarse temprano en la mañana sin poder volver a conciliar el sueño. Estos problemas de sueño pueden empeorar los síntomas de ansiedad y contribuir a un ciclo de estrés y falta de descanso.
Es importante recordar que la ansiedad puede manifestarse de diferentes maneras en cada individuo y que los síntomas pueden ser físicos, emocionales o cognitivos.
Tipos
Trastorno de ansiedad generalizada (TAG): Este trastorno se caracteriza por una preocupación excesiva y persistente sobre una amplia gama de eventos o actividades cotidianas. Las personas con TAG pueden sentirse ansiosas sin un motivo específico y experimentar síntomas como tensión muscular, fatiga, irritabilidad, dificultad para concentrarse y problemas para conciliar el sueño.
Trastorno de pánico: El trastorno de pánico implica la aparición repentina e intensa de miedo extremo o malestar, conocido como ataques de pánico. Estos ataques pueden desencadenarse sin advertencia y estar acompañados de síntomas físicos como palpitaciones, sudoración, temblores, dificultad para respirar, sensación de ahogo, mareos y miedo a perder el control o morir.
Trastorno de ansiedad social: También conocido como fobia social, este trastorno se caracteriza por un miedo intenso y persistente a situaciones sociales o de desempeño en las que la persona pueda ser juzgada o evaluada negativamente por otros. Las personas con este trastorno pueden experimentar ansiedad extrema antes, durante o después de las interacciones sociales, lo que puede afectar sus relaciones personales, laborales o educativas.
Fobias específicas: Las fobias son miedos irracionales y abrumadores a situaciones, objetos o actividades específicas. Algunos ejemplos comunes incluyen el miedo a volar, el miedo a las alturas, el miedo a los espacios cerrados (claustrofobia), el miedo a los animales o el miedo a recibir inyecciones. Las personas con fobias específicas pueden evitar activamente las situaciones o estímulos que desencadenan su ansiedad.
Trastorno de estrés postraumático (TEPT): Este trastorno puede desarrollarse después de experimentar o presenciar un evento traumático, como un accidente, un desastre natural, un acto de violencia o abuso, o una experiencia de combate. Las personas con TEPT pueden experimentar flashbacks perturbadores del evento traumático, pesadillas, evitación de ciertos lugares o situaciones relacionadas con el trauma, hipervigilancia y cambios en el estado de ánimo.
Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC): El TOC se caracteriza por la presencia de obsesiones y compulsiones recurrentes y persistentes que causan angustia significativa y afectan el funcionamiento diario de la persona. Las obsesiones son pensamientos, imágenes o impulsos no deseados y perturbadores, mientras que las compulsiones son comportamientos repetitivos que se realizan en un intento de aliviar la ansiedad asociada con las obsesiones.
Estos son solo algunos de los trastornos de ansiedad más comunes, y es importante tener en cuenta que pueden superponerse y coexistir con otros trastornos mentales. Si experimentas síntomas de ansiedad que interfieren con tu vida diaria, es importante buscar ayuda profesional para obtener un diagnóstico preciso y recibir el tratamiento adecuado.
Factores de riesgo
Detectar los trastornos de ansiedad puede ser un proceso complejo que implica evaluar una variedad de síntomas y factores. Aquí hay algunas pautas generales sobre cómo detectar los trastornos de ansiedad:
Evaluar los síntomas físicos y emocionales: Los trastornos de ansiedad pueden manifestarse de muchas maneras diferentes, incluidos síntomas físicos como palpitaciones, sudoración, temblores, problemas gastrointestinales, así como síntomas emocionales como preocupación excesiva, nerviosismo, miedo intenso o sensación de irrealidad.
Examinar la duración y la gravedad de los síntomas: Es importante evaluar la duración y la gravedad de los síntomas de ansiedad. Los trastornos de ansiedad se caracterizan por la presencia de síntomas que persisten durante un período prolongado de tiempo, generalmente al menos seis meses, y que interfieren significativamente con el funcionamiento diario de la persona.
Explorar los factores desencadenantes y situacionales: Identificar los factores desencadenantes o situacionales que pueden estar contribuyendo a la ansiedad es importante para comprender la naturaleza y el contexto de los síntomas. Los trastornos de ansiedad pueden desencadenarse por eventos estresantes, traumáticos o cambios significativos en la vida, así como por ciertas situaciones o entornos que provocan ansiedad.
Evaluar el impacto en la vida diaria: Los trastornos de ansiedad pueden tener un impacto significativo en la calidad de vida de una persona, afectando su capacidad para funcionar en el trabajo, en las relaciones interpersonales, en la educación y en otras áreas de la vida. Es importante evaluar cómo la ansiedad está afectando la capacidad de la persona para llevar a cabo actividades cotidianas y alcanzar sus objetivos.
Descartar otras condiciones médicas: Algunos síntomas de ansiedad pueden ser similares a los de otras condiciones médicas, como problemas cardíacos, trastornos de la tiroides o trastornos del sueño. Es importante descartar estas condiciones médicas mediante una evaluación médica adecuada para asegurarse de que los síntomas de ansiedad no estén siendo causados por otra condición subyacente.
Buscar ayuda profesional: Si sospechas que estás experimentando síntomas de ansiedad o si alguien cercano a ti muestra signos de ansiedad que interfieren con su vida diaria, es importante buscar ayuda profesional. Un médico, psicólogo o psiquiatra puede realizar una evaluación completa y proporcionar un diagnóstico preciso, así como recomendar el tratamiento adecuado, que puede incluir terapia, medicación o una combinación de ambos.
Prevención
La prevención del trastorno de ansiedad implica adoptar medidas para promover el bienestar mental y reducir los factores de riesgo que pueden contribuir al desarrollo de la ansiedad. Aquí tienes algunas recomendaciones que pueden ayudar a prevenir el trastorno de ansiedad:
Practicar técnicas de manejo del estrés: Aprender y practicar técnicas de relajación, como la respiración profunda, la meditación, el yoga o la atención plena, puede ayudar a reducir la ansiedad y promover la calma mental.
Mantener un estilo de vida saludable: Adoptar hábitos de vida saludables, como llevar una dieta equilibrada, hacer ejercicio regularmente, mantener un peso saludable, evitar el consumo excesivo de alcohol y no fumar, puede contribuir al bienestar mental y reducir el riesgo de desarrollar ansiedad.
Establecer rutinas regulares: Mantener una rutina diaria estructurada puede proporcionar un sentido de orden y previsibilidad, lo que puede ayudar a reducir la ansiedad y mejorar el manejo del estrés.
Limitar la exposición al estrés: Identificar y limitar las fuentes de estrés en la vida diaria, como el trabajo excesivo, las relaciones tóxicas o los compromisos sociales abrumadores, puede ayudar a reducir la ansiedad y promover el bienestar emocional.
Fomentar el autocuidado: Priorizar el autocuidado y dedicar tiempo a actividades que te brinden placer y relajación, como hobbies, actividades recreativas, tiempo al aire libre o pasar tiempo con seres queridos, puede ayudar a reducir el estrés y promover la salud mental.
Buscar apoyo social: Mantener conexiones sociales sólidas y buscar el apoyo de amigos, familiares o grupos de apoyo puede proporcionar un sistema de apoyo emocional y práctico durante momentos de estrés o dificultades.
Aprender habilidades de afrontamiento efectivas: Desarrollar habilidades de afrontamiento efectivas, como la resolución de problemas, la comunicación asertiva y la capacidad para establecer límites saludables, puede ayudar a manejar el estrés y reducir la ansiedad.
Buscar ayuda profesional si es necesario: Si experimentas síntomas de ansiedad que interfieren con tu vida diaria o no puedes manejar por tu cuenta, es importante buscar ayuda profesional. Un médico, psicólogo o terapeuta puede proporcionar evaluación, apoyo y tratamiento adecuados para ayudarte a superar la ansiedad.
Al adoptar estas recomendaciones y cuidar tu bienestar mental, puedes reducir el riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad y promover una vida más equilibrada y satisfactoria.
Diagnóstico / Detección
El diagnóstico del trastorno de ansiedad suele implicar una evaluación completa realizada por un profesional de la salud mental, como un psicólogo, psiquiatra o bien por un médico de atención primaria. El proceso de diagnóstico puede incluir varias etapas, que pueden variar según el profesional y la situación específica del paciente. Aquí hay algunos pasos comunes en el proceso de diagnóstico del trastorno de ansiedad:
Entrevista clínica: El profesional de la salud mental llevará a cabo una entrevista clínica detallada para recopilar información sobre los síntomas del paciente, su historia médica, antecedentes familiares, situaciones estresantes actuales o pasadas, y cualquier otro factor relevante para la evaluación. Es importante ser honesto y abierto durante esta entrevista para que el profesional pueda comprender completamente la situación del paciente.
Evaluación de los síntomas: El profesional evaluará los síntomas del paciente y determinará si cumplen con los criterios diagnósticos para el trastorno de ansiedad según los criterios establecidos en los manuales de diagnóstico, como el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) o la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10). Estos criterios pueden incluir la presencia de síntomas específicos, la duración y la frecuencia de los síntomas, y el impacto en el funcionamiento diario del paciente.
Descarte de otras condiciones médicas: Es importante descartar otras condiciones médicas que puedan estar causando o contribuyendo a los síntomas del paciente, como problemas de tiroides, enfermedades cardíacas, trastornos neurológicos u otros trastornos de salud mental. Esto puede implicar pruebas de laboratorio, estudios de imágenes u otras evaluaciones médicas según sea necesario.
Evaluación del funcionamiento global: Además de evaluar los síntomas específicos del trastorno de ansiedad, el profesional también puede evaluar el funcionamiento global del paciente, incluyendo su capacidad para realizar actividades cotidianas, mantener relaciones interpersonales, cumplir con responsabilidades laborales o académicas, y su calidad de vida en general.
Colaboración interdisciplinaria: Puede ser útil que el profesional de la salud mental trabaje en colaboración con otros profesionales de la salud, como médicos de atención primaria, psiquiatras, terapeutas ocupacionales o trabajadores sociales, para obtener una evaluación integral y un plan de tratamiento completo.
Una vez que se ha realizado el diagnóstico de trastorno de ansiedad, el profesional de la salud mental puede recomendar un plan de tratamiento individualizado que puede incluir terapia psicológica (como la terapia cognitivo-conductual), medicamentos (como antidepresivos o ansiolíticos), cambios en el estilo de vida y otras intervenciones según sea necesario. Es importante seguir el plan de tratamiento recomendado y trabajar en colaboración con el profesional de la salud mental para gestionar los síntomas y mejorar la calidad de vida.
Etapas de la Enfermedad:
En el trastorno de ansiedad, las etapas pueden variar según la gravedad de los síntomas y la respuesta al tratamiento. Aunque la experiencia de cada individuo puede ser única, se pueden identificar algunas etapas generales que pueden caracterizar la progresión del trastorno de ansiedad:
Etapa de síntomas iniciales: En esta etapa, una persona puede comenzar a experimentar síntomas de ansiedad, como preocupación excesiva, nerviosismo, tensión muscular, dificultades para dormir y otros síntomas físicos y emocionales. Los síntomas pueden ser intermitentes y pueden desencadenarse por situaciones estresantes o desafiantes.
Etapa de aumento de la frecuencia y gravedad de los síntomas: Con el tiempo, los síntomas de ansiedad pueden volverse más frecuentes, intensos y persistentes. La persona puede experimentar ataques de pánico, episodios de preocupación abrumadora o dificultades para funcionar en la vida diaria debido a la ansiedad. En esta etapa, los síntomas pueden comenzar a interferir significativamente con el trabajo, las relaciones interpersonales, la educación y otras áreas de la vida.
Etapa de impacto en la calidad de vida: En esta etapa, los síntomas de ansiedad pueden tener un impacto significativo en la calidad de vida de la persona. Puede haber dificultades para mantener relaciones interpersonales, rendimiento laboral o académico disminuido, evitación de situaciones temidas y una disminución en la participación en actividades sociales y recreativas.
Etapa de búsqueda de ayuda profesional: A medida que los síntomas de ansiedad se vuelven más graves y persistentes, la persona puede buscar ayuda profesional para obtener alivio. Esto puede implicar consultar a un médico de atención primaria, un psicólogo, un psiquiatra u otros profesionales de la salud mental para una evaluación y tratamiento adecuados.
Etapa de tratamiento y manejo: En esta etapa, la persona puede comenzar un tratamiento para el trastorno de ansiedad, que puede incluir terapia psicológica, medicamentos, cambios en el estilo de vida y técnicas de manejo del estrés. El objetivo del tratamiento es reducir los síntomas de ansiedad, mejorar el funcionamiento diario y promover el bienestar general.
Etapa de recuperación y manejo a largo plazo: Con el tiempo y el tratamiento adecuado, muchas personas pueden experimentar una reducción significativa en los síntomas de ansiedad y recuperar un nivel saludable de funcionamiento. Sin embargo, es importante reconocer que el trastorno de ansiedad puede ser una condición crónica y que puede ser necesario un manejo a largo plazo para mantener los síntomas bajo control y prevenir recaídas. Esto puede implicar continuar con la terapia, tomar medicamentos según sea necesario, y practicar técnicas de autocuidado y manejo del estrés de forma regular.
Tratamiento
El tratamiento del trastorno de ansiedad puede variar según la gravedad de los síntomas, las preferencias individuales y la respuesta al tratamiento. Por lo general, el tratamiento del trastorno de ansiedad puede incluir una combinación de las siguientes intervenciones:
Terapia psicológica (psicoterapia):
Terapia cognitivo-conductual (TCC): Esta forma de terapia se centra en identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamiento negativos que contribuyen a la ansiedad. La TCC puede ayudar a las personas a aprender habilidades de afrontamiento efectivas, a desafiar creencias irracionales y a enfrentar sus miedos de manera gradual.
Terapia de exposición: Esta técnica implica exponer gradualmente a la persona a las situaciones o estímulos que desencadenan la ansiedad, permitiéndoles enfrentar y superar sus miedos de manera controlada y segura.
Terapia de aceptación y compromiso (ACT): Esta terapia se centra en ayudar a las personas a aceptar sus pensamientos y emociones sin juzgar y comprometerse con acciones que reflejen sus valores personales, incluso en presencia de ansiedad.
Medicamentos:
Antidepresivos: Los antidepresivos, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) o los inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina (IRSN), pueden ser recetados para tratar los trastornos de ansiedad. Estos medicamentos pueden ayudar a reducir los síntomas de ansiedad al influir en los neurotransmisores en el cerebro.
Ansiolíticos: Los ansiolíticos, como las benzodiazepinas, pueden recetarse para el alivio a corto plazo de los síntomas de ansiedad. Sin embargo, pueden tener riesgo de dependencia y efectos secundarios, por lo que generalmente se reservan para el tratamiento a corto plazo o para situaciones de crisis.
Técnicas de manejo del estrés y autocuidado:
Ejercicio regular: La actividad física regular puede ayudar a reducir la ansiedad y mejorar el estado de ánimo al liberar endorfinas que promueven el bienestar.
Técnicas de relajación: Prácticas como la respiración profunda, la meditación, el yoga y la atención plena pueden ayudar a reducir la ansiedad y promover la relajación.
Establecimiento de rutinas: Mantener una rutina diaria estructurada puede ayudar a reducir la incertidumbre y la ansiedad, proporcionando un sentido de control y previsibilidad.
Apoyo social y educación:
Participar en grupos de apoyo o buscar el apoyo de amigos y familiares puede proporcionar un sistema de apoyo emocional y práctico.
La educación sobre el trastorno de ansiedad y las estrategias de manejo puede ayudar a las personas a comprender sus síntomas y a desarrollar habilidades para hacerles frente.
Es importante trabajar en estrecha colaboración con un profesional de la salud mental para desarrollar un plan de tratamiento personalizado que aborde las necesidades individuales y promueva el bienestar general. El tratamiento exitoso del trastorno de ansiedad a menudo implica un enfoque integral que combine diferentes intervenciones para abordar los síntomas desde múltiples ángulos.
¿Cómo lo tratamos en la Fundación Santa Fe de Bogotá?
El tratamiento del trastorno de ansiedad puede implicar la colaboración de varios profesionales de la salud mental y médicos especializados. Algunas de las especialidades médicas que pueden estar involucradas en el manejo del trastorno de ansiedad incluyen:
Psiquiatría: Los psiquiatras son médicos especializados en el diagnóstico, tratamiento y manejo de trastornos mentales, incluidos los trastornos de ansiedad. Pueden prescribir medicamentos como antidepresivos o ansiolíticos, y proporcionar psicoterapia.
Psicología clínica: Los psicólogos clínicos están entrenados en la evaluación y el tratamiento de trastornos mentales mediante terapia psicológica. Pueden proporcionar terapia individual, grupal o familiar para abordar los síntomas de ansiedad y enseñar habilidades de afrontamiento efectivas y soportadas en la evidencia.
Medicina de atención primaria: Los médicos de atención primaria, como los médicos de familia o los internistas, pueden desempeñar un papel importante en el diagnóstico y manejo inicial del trastorno de ansiedad. Pueden realizar evaluaciones iniciales, derivar a especialistas según sea necesario y proporcionar seguimiento continuo de la salud mental.
Neurología: Algunos síntomas de ansiedad pueden estar asociados con trastornos neurológicos subyacentes, como migrañas, trastornos del sueño o trastornos convulsivos. Los neurólogos pueden evaluar y tratar estas condiciones neurológicas que pueden contribuir a los síntomas de ansiedad.
Endocrinología: Los desequilibrios hormonales, como el hipertiroidismo o el síndrome de Cushing, pueden contribuir a los síntomas de ansiedad. Los endocrinólogos pueden evaluar y tratar estas condiciones hormonales subyacentes que pueden estar relacionadas con la ansiedad.
Medicina del sueño: Los trastornos del sueño, como el insomnio o la apnea del sueño, pueden estar asociados con la ansiedad. Los especialistas en medicina del sueño pueden evaluar y tratar estos trastornos del sueño que pueden contribuir a los síntomas de ansiedad.
Terapia ocupacional y trabajo social: Los terapeutas ocupacionales y los trabajadores sociales pueden ayudar a las personas con trastornos de ansiedad a desarrollar habilidades de afrontamiento, manejar el estrés y enfrentar los desafíos sociales y ocupacionales relacionados con su condición.
En la Fundación Santa Fe de Bogotá se ofrecen diferentes opciones de tratamiento:
Línea de servicio de Salud mental: La Fundación Santa Fe de Bogotá se ha organizado estratégicamente por condiciones clínicas para la atención integral por líneas de servicio. Este es un sistema igualitario, oportuno y efectivo que beneficia directamente a los pacientes y sus familias. Los mejores resultados en el manejo de sus signos y síntomas se obtienen gracias a la experiencia, la innovación y la avanzada tecnología en salud y en servicios para la atención integral centrada en las personas.
Equipo de enfermería: La Dirección de Enfermería de la Fundación Santa Fe de Bogotá está constituida por un equipo especializado de enfermeras y enfermeros que gestiona el cuidado de pacientes y sus familias por tipos de servicio. El objetivo es obtener resultados satisfactorios en el manejo y control de los signos y síntomas. El equipo de Enfermería ofrece también una atención amable, participativa y entrega conocimientos a las personas para el cuidado de su salud.
Salud mental: Los psiquiatras, psicólogos y neuropsicólogos de la Fundación Santa Fe de Bogotá atienden a pacientes en los ámbitos de urgencias, hospitalización y consulta externa. Además, se pone a su disposición una unidad especial de salud mental llamada Zona Lavanda, que se encuentra dotada con unidades para la atención de personas con enfermedades médicas que además tengan afectaciones de su salud mental.
Educación al paciente y su familia: La Subdirección de Servicio de la Fundación Santa Fe de Bogotá cuenta con el programa de Educación al Paciente y su Familia. Su objetivo es acompañar y fortalecer las capacidades del paciente para que participe activamente en el cuidado de su salud y el cumplimiento de sus tratamientos médicos, a fin de obtener los mejores resultados.
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