Con el envejecimiento, los pulmones van perdiendo elasticidad y la respiración puede volverse menos eficiente. Esto hace que las personas mayores sean más propensas a enfermedades respiratorias, y que síntomas como el cansancio o la falta de aire se confundan con algo “normal” de la edad. Por eso es clave hacer controles médicos regulares, estar atentos a los síntomas que persisten y utilizar herramientas como la espirometría, que es una prueba simple que mide qué tan bien entran y salen el aire de los pulmones, ayudando a detectar problemas respiratorios a tiempo.
¿Por qué es importante hacer evaluaciones respiratorias periódicas?
A partir de los 60 años, es clave hacer controles de la función pulmonar, aunque no se tengan síntomas graves. La evaluación funcional respiratoria permite detectar alteraciones antes de que se vuelvan incapacitantes. También ayuda a vigilar el progreso de enfermedades ya diagnosticadas como el EPOC (afección crónica que dificulta la salida del aire de los pulmones), el asma (provoca inflamación de las vías respiratorias lo que dificulta la respiración) o las secuelas de infecciones respiratorias previas.
¿Qué es la oscilometría de resistencias pulmonares?
La oscilometría de resistencias pulmonares es una prueba sencilla, rápida y sin dolor que mide la resistencia y elasticidad de las vías respiratorias mientras el paciente respira normalmente por una boquilla. Es útil para detectar obstrucciones o rigidez pulmonar y se recomienda en niños pequeños, personas mayores, pacientes con asma, EPOC o fibrosis pulmonar, y en quienes no pueden realizar pruebas que requieren soplar con fuerza, ofreciendo una alternativa cómoda y segura para evaluar la función pulmonar.
Lo que debes saber
Síntomas que no deben pasarse por alto
Disnea progresiva (falta de aire que va aumentando con el tiempo).
Tos crónica (seca o con flemas).
Fatiga inusual incluso en reposo o al hacer pequeñas actividades.
Silbidos en el pecho o sensación de opresión.
Infecciones respiratorias frecuentes o que tardan en resolverse.
Estos signos pueden confundirse con envejecimiento normal, pero muchas veces son síntomas tempranos de enfermedades pulmonares o cardíacas que requieren atención médica.
¿Qué rol cumple la espirometría en los adultos mayores?
La espirometría es una herramienta esencial para diferenciar si los síntomas respiratorios tienen origen pulmonar o cardíaco. Esto es especialmente importante en adultos mayores, donde la insuficiencia cardíaca también puede causar disnea. Al medir el volumen y flujo del aire, se puede identificar si hay obstrucción bronquial (el aire no sale bien de los pulmones) o restricción pulmonar (los pulmones no se llenan bien de aire). Esta prueba debe repetirse periódicamente si ya existe un diagnóstico previo o si los síntomas aumentan.
¿Por qué es clave revisar la adherencia al tratamiento?
En los adultos mayores, olvidar o suspender medicamentos es más frecuente debido a múltiples razones: dificultad para recordar, confusión con horarios o falta de comprensión del beneficio del tratamiento. Por eso es vital revisar periódicamente si se están siguiendo correctamente las indicaciones del neumólogo o del médico tratante. La falta de adherencia puede llevar a crisis respiratorias, hospitalizaciones o pérdida de independencia funcional.
¿Cómo afecta el envejecimiento al sistema respiratorio?
Con el paso de los años, el tejido pulmonar pierde elasticidad, los músculos respiratorios se debilitan y la caja torácica se vuelve menos flexible. Esto hace que la respiración sea menos eficiente. Además, los mecanismos de defensa de las vías respiratorias, como los cilios (pequeños “pelitos” que limpian el aire atrapando polvo y gérmenes) y la tos, se vuelven menos efectivos. Como resultado, los adultos mayores tienen mayor riesgo de desarrollar infecciones respiratorias graves, disnea progresiva, exacerbaciones (complicaciones repentinas) de enfermedades crónicas o complicaciones respiratorias ante otros problemas médicos.
¿Qué tan frecuentes son las enfermedades respiratorias en adultos mayores?
En Colombia y otros países de la región, las enfermedades respiratorias crónicas como el EPOC y el asma afectan a un número creciente de adultos mayores. Además, la infección por virus respiratorios como la gripe o el virus respiratorio sincitial (VRS) pueden causar infecciones fuertes en los pulmones y representa una causa importante de hospitalización o mortalidad en mayores de 60 años. Los síntomas pueden ser atípicos, silenciosos e incluso pueden llegar a confundirse con debilidad por la edad, lo que retrasa el diagnóstico y tratamiento adecuado.
¿Qué es la evaluación funcional respiratoria periódica?
Se trata de un conjunto de pruebas clínicas que permiten observar cómo están funcionando los pulmones. Incluye preguntas sobre síntomas, limitación física, tolerancia al esfuerzo, frecuencia de exacerbaciones y la realización de exámenes como espirometría, oximetría (cuanto oxigeno hay en la sangre) y pruebas de caminata de 6 minutos. Estas evaluaciones deben hacerse al menos una vez al año si existe un diagnóstico previo o hay factores de riesgo acumulados.
Diferencias entre disnea pulmonar y disnea cardíaca
Una de las mayores dificultades en adultos mayores es distinguir si la falta de aire se debe a un problema del pulmón o del corazón. La disnea de causa pulmonar suele empeorar con el esfuerzo, acompañarse de tos crónica, ruidos respiratorios y puede mejorar con inhaladores. La disnea de causa cardíaca suele presentarse con hinchazón de piernas, dificultad para respirar al acostarse y sensación de fatiga global. La espirometría es útil para diferenciar entre ambos cuadros y guiar el tratamiento adecuado.
Preparación y recomendaciones
¿Cómo prepararse para una cita médica por síntomas respiratorios?
Muchos adultos mayores olvidan mencionar síntomas importantes o no logran explicar con claridad cómo se sienten. Prepararse puede hacer la diferencia. Antes de la consulta, es útil anotar:
Cuando empezaron los síntomas y con qué frecuencia ocurren.
Si hay algún factor que los empeora (clima, esfuerzo, posición).
Medicamentos actuales y si se han tenido crisis previas.
Si hay historial de hospitalizaciones o infecciones pulmonares.
Esto permite que el médico haga una mejor evaluación, indique las pruebas necesarias y ajuste el tratamiento de forma más precisa.
Recomendaciones clave para pacientes y cuidadores
Mantener controles respiratorios periódicos, incluso si no hay síntomas graves.
Reportar cualquier síntoma nuevo: cansancio, tos, ahogo, fiebre o cambios en el estado general.
Aplicarse la vacuna contra la influenza (virus responsable de gripas fuertes) y neumococo (bacteria que ocasiona infecciones en los pulmones) según la edad y condiciones crónicas.
Mantener buena hidratación, espacios ventilados y evitar ambientes con humo o contaminantes.
Seguir al pie de la letra los tratamientos indicados y pedir ayuda si no se entienden bien.
Realizar actividad física adaptada para fortalecer músculos respiratorios y mantener independencia funcional.
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