Cáncer de Hígado
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Salud de la Fundación Santa Fe.
El cáncer de hígado ocurre cuando las células normales del hígado se transforman en células anormales y crecen sin control. La mayoría de las personas que padecen cáncer de hígado tienen una enfermedad hepática crónica. La forma más común y grave de enfermedad hepática crónica es una afección llamada "cirrosis", que es el acumulo de cicatrices en el hígado.
Es un tipo de cáncer que se origina en este órgano y genera un crecimiento desordenado e irregular de las células del hígado.
Su desarrollo puede darse inicialmente en los tejidos del hígado, en donde se manifiesta como condición primaria, o el cáncer puede haberse desarrollado en otros órganos, pero las células cancerosas llegan al hígado, es decir, hay una condición secundaria.
Síntomas
El cáncer de hígado generalmente no presenta síntomas en sus fases iniciales, pero, en algunos casos, se producen cambios que pueden advertir la presencia de tumores, como son:
Pérdida de peso sin aparente causa.
Pérdida de apetito o cambios en la cantidad de alimentos que se consumen.
Náuseas o vómito.
Sensación de llenura a pesar de haber comido poco.
Aumento del tamaño del hígado, que se puede apreciar como un crecimiento o bulto al costado derecho del cuerpo, debajo de las costillas.
Aumento del tamaño del bazo, que se puede determinar por medio de tomografías para ver cambios en su forma o de exámenes de sangre para conocer si se ha alterado su funcionamiento.
Dolor abdominal persistente o dolor debajo del hombro del lado derecho.
Inflamación del abdomen.
Cambios en la coloración de la piel, particularmente cuando luce de color amarillo. Esta anomalía se conoce como ictericia.
Las personas que sufren de afecciones en el hígado, como hepatitis crónica o cirrosis, pueden llegar a tener cambios más significativos, mayores molestias o síntomas más notorios. También pueden presentar alteraciones como un aumento importante de calcio en la sangre y bajos niveles de azúcar o hipoglucemia.
En los hombres puede haber un aumento en el tamaño del pecho, en la cantidad de glóbulos rojos y en los niveles de colesterol, así como una reducción en el tamaño de los testículos.
¿Es posible detectar el cáncer de hígado con chequeos preventivos?
No existe una prueba específica para detectar de forma temprana el cáncer hepático o cáncer de hígado, pero sí es posible prevenirlo con un estilo de vida saludable, el reconocimiento de cambios en el funcionamiento del cuerpo y la consulta médica oportuna.
Es fundamental que los pacientes conozcan y tengan precaución con los medicamentos que pueden generar deterioro en este órgano y moderen su consumo de bebidas alcohólicas.
Tipos
Etapas de la Enfermedad
La estadificación del cáncer es una forma en que los médicos descubren si un cáncer se ha extendido más allá del hígado y que órganos compromete.
Factores de riesgo
Hepatitis viral crónica: la infección crónica con los virus de la hepatitis B o C.
Enfermedad hepática crónica: (cirrosis) por cualquier etiología.
Consumo excesivo de alcohol.
Exposición a aflatoxinas: las aflatoxinas son toxinas producidas por ciertos tipos de moho que pueden contaminar alimentos como los cacahuetes, el maíz y otros productos alimenticios. La exposición a aflatoxinas está relacionada con un mayor riesgo de cáncer hepático.
Enfermedad Hepática por hígado graso de origen metabólico (MASLD): esta enfermedad está relacionada con la obesidad y la diabetes.
Ciertos medicamentos y productos químicos: el cloroformo, el arsénico y los productos a base de hierbas chinas que contienen compuestos de arsénico, puede aumentar el riesgo de cáncer hepático.
Historia familiar de cáncer hepático
Es importante recordar que tener uno o más de estos factores de riesgo no significa necesariamente que desarrollarás cáncer hepático, pero sí aumenta las posibilidades.
Prevención
Se recomienda tener un estilo de vida saludable, con alimentación sana, actividad física diaria. Los tiempos de descanso y ocio adecuados son excelentes factores de protección de la salud.
Para cuidar el hígado se aconseja consumir alimentos en pequeñas porciones distribuidas durante el día y en horarios establecidos, lo que permite mantener el metabolismo.
Se debe evitar el consumo de cigarrillo, ya que este daña directamente los vasos sanguíneos, destruye los mecanismos de control que tiene el cuerpo para la detección de células con malformación o decrecimiento acelerado y deteriora el crecimiento y control celular.
Es importante revisar regularmente las características del abdomen, ya que allí es posible encontrar la presencia de masas o notar el aumento del tamaño del hígado.
Actividad física
Las personas diagnosticadas deben mantener un nivel adecuado de actividad física, de acuerdo con su capacidad y resistencia. Para esto se recomienda establecer rutinas frecuentes de ejercicio, aproximadamente cinco días a la semana, sin llegar al cansancio extremo.
La actividad física produce mejores respuestas del cuerpo y de la enfermedad, disminuye la inflamación y fortalece los músculos, lo que puede ayudar a manejar el dolor.
Tener espacios para el fortalecimiento de la salud mental
El estado de ánimo y la salud mental también deben ser prioritarios para obtener mejor respuesta a los tratamientos y manejar las emociones. Para esto, el paciente debe realizar actividades de entretenimiento que le permitan salir de la rutina y compartir con sus seres queridos.
Se recomiendan actividades como la escritura (para expresar lo que siente), demostrar agradecimiento y crear espacios para la espiritualidad.
Nutrición
La nutrición tiene un papel fundamental en la prevención y el tratamiento de la enfermedad. Por ello se deben considerar estos consejos:
Escoger un mismo plato para aprender a controlar las porciones que se consumen a diario.
Procurar que la mitad de las porciones del plato tengan frutas y verduras.
Incluir proteína sin grasa, como pescado (cocido), pollo sin piel o leguminosas.
Evitar los embutidos.
Tomar agua para facilitar la hidratación y el buen funcionamiento de varios órganos del cuerpo.
Evitar el consumo de bebidas azucaradas, como las gaseosas.
Evitar la ingesta de alimentos crudos como mariscos, pescados, carnes, quesos madurados, entre otros.
Durante los tratamientos del cáncer se pueden presentar síntomas como lesión de las mucosas o mucositis, náuseas, vómito, diarrea y colitis, que pueden disminuir el apetito o dificultar la retención de los alimentos. En este caso, los pacientes deben comunicarse con el médico tratante, hidratarse y consumir los alimentos que se toleren, para evitar posibles complicaciones, como la deshidratación.
Descanso y sueño adecuados
El descanso y el sueño favorecen la recuperación integral de la energía, la salud, la memoria y la atención. De allí que sea muy importante dormir durante períodos adecuados, con horas fijas de sueño.
Para tener una adecuada calidad del sueño, se recomienda mantener una rutina de ejercicio matutina y evitar, antes de dormir, la exposición a pantallas como televisores, tabletas o celulares.
Los tiempos de siesta también son valiosos, especialmente en horas de la tarde, antes de las 3:00 p.m., y máximo durante 20 minutos. Esto tiene un efecto reparador y beneficia la memoria y la capacidad creativa.
Diagnóstico / Detección
Para diagnosticar el cáncer de hígado están disponibles varios tipos de pruebas:
Examen físico: Dentro de la valoración médica se realiza una inspección detallada del abdomen que permite reconocer la presencia de masas o bultos en su zona superior derecha, que pueden asociarse a cambios en el tamaño del hígado.
Ecografía total de abdomen: La ecografía total de abdomen es uno de los exámenes rutinarios que permiten descartar cambios en el tamaño del hígado o cualquier otra alteración, como la presencia de masas o afectaciones en las estructuras de este órgano.
Tomografía: A diferencia de la ecografía, la tomografía permite visualizar el interior del hígado, lo que facilita el diagnóstico o descarte de la presencia de masas que pueden estar relacionadas con cáncer.
Angiografía: Cuando se tiene algún tipo de afectación relacionada con la obstrucción o presencia de masas en los vasos sanguíneos del hígado, se lleva a cabo esta prueba que permite visualizar el interior de los vasos sanguíneos para descartar posibles formaciones asociadas a un tumor.
Biopsia: En el momento que se detecta la presencia de una masa tumoral, lo recomendable es realizar una biopsia o examen microscópico del tejido que permita diagnosticar o descartar su malignidad o el nivel de avance de la enfermedad.
¿Cómo lo tratamos en la Fundación Santa Fe de Bogotá?
En la Fundación Santa Fe de Bogotá se ofrecen diversas opciones de tratamiento para el cáncer de hígado que se llevan a cabo según las necesidades o condición del paciente. Entre ellas se encuentran:
Los diferentes tratamientos incluyen:
Cirugía: el cáncer de hígado a veces se puede tratar con cirugía para extirpar la parte del hígado que tiene cáncer.
Trasplante de hígado: un trasplante de hígado es un tipo de cirugía en la que un médico reemplaza un hígado enfermo con un hígado sano de otra persona.
Terapia de ablación: la terapia de ablación es un procedimiento que puede matar las células cancerosas en el hígado. No implica cirugía. Los médicos pueden realizar la terapia de ablación de diferentes maneras. Pueden matar las células cancerosas mediante calor, microondas, láser o radioterapia.
Bloquear el suministro de sangre del cáncer: los médicos pueden realizar un procedimiento llamado "embolización" para bloquear el vaso sanguíneo que envía sangre al cáncer. Esto evita que el cáncer crezca "privándolo" de su suministro de sangre. A veces, el procedimiento de embolización se combina con quimioterapia ("quimioembolización") o radiación ("radioembolización").
Inmunoterapia: este es el término que los médicos usan para los medicamentos que trabajan con el sistema de lucha contra infecciones del cuerpo (el "sistema inmunológico") para detener el crecimiento del cáncer.
Quimioterapia: la quimioterapia es el término médico para los medicamentos que matan las células cancerosas o impiden su crecimiento.
Después del tratamiento, es necesario continuar con los controles médicos correspondientes para hacerle seguimiento a la patología. Las pruebas de seguimiento periódicas suelen incluir exámenes, análisis de sangre y pruebas de imagen. El paciente debe continuar atento a los síntomas enumerados anteriormente. Tener esos síntomas podría significar que el cáncer ha regresado. Si el paciente fue intervenido para realizar trasplante de hígado, deberá tomar medicamentos llamados "medicamentos contra el rechazo" por el resto de su vida. Estos medicamentos ayudan a que su cuerpo reaccione positivamente al nuevo hígado.
Si el cáncer regresa o se propaga, el médico revisará junto al paciente posibles opciones de tratamiento.
Especialidades Médicas Involucradas:
El tratamiento integral del cáncer de hígado requiere la participación de varios especialistas, como oncólogos, cirujanos hepáticos, radiólogos intervencionistas, gastroenterólogos y enfermeras especializadas en oncología.
Hepatología: son especialistas en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades hepáticas. Pueden estar involucrados en el diagnóstico y la migración de las terapias del cáncer hepático. Especialmente en el manejo de complicaciones relacionadas con la función hepática y la hipertensión portal.
Oncología: los oncólogos médicos son especialistas en el tratamiento del cáncer mediante el uso de terapias sistémicas como la quimioterapia, la terapia dirigida y la inmunoterapia.
Cirugía hepatobiliar y de Trasplante: los cirujanos hepatobiliares son especialistas en la cirugía del hígado y las vías biliares. Realizan procedimientos quirúrgicos como la resección hepática (extracción de parte del hígado) y el trasplante hepático.
Radioterapia: los radioterapeutas utilizan radiación para destruir las células cancerosas. La radioterapia puede ser utilizada como tratamiento principal o adyuvante para el cáncer hepático, especialmente en casos donde la cirugía no es una opción.
Radiología intervencionista: los radiólogos intervencionistas utilizan técnicas de imagen guiada, como la embolización transarterial (TAE) y la ablación por radiofrecuencia (RFA), para tratar tumores hepáticos sin cirugía.
Patología: los patólogos analizan muestras de tejido (biopsias) obtenidas durante procedimientos como la aspiración con aguja fina o la resección quirúrgica para confirmar el diagnóstico de cáncer hepático y determinar el tipo y grado del cáncer.
Es importante que el paciente siga todas las instrucciones de su médico sobre visitas y pruebas. También es importante hablar con el médico tratante sobre cualquier efecto secundario o problema que tenga durante el tratamiento. Las personas que tienen cáncer de hígado, especialmente si tienen una enfermedad hepática prolongada, deben evitar el alcohol y cualquier medicamento que pueda ser perjudicial para el hígado. Recibir tratamiento para el cáncer de hígado implica tomar muchas decisiones, como qué tratamiento recibir.