Cáncer de Recto
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El Cáncer de recto es una enfermedad que afecta el colon y el recto, dos partes vitales del sistema digestivo.
Este tipo de cáncer se desarrolla cuando las células en estas áreas comienzan a crecer de manera anormal, formando tumores que pueden ser cancerosos. Aunque puede afectar a personas de todas las edades, es más común en adultos mayores. Los síntomas pueden variar desde sangrado rectal hasta cambios en los hábitos intestinales y dolor abdominal persistente.
La detección temprana es fundamental para un tratamiento exitoso, por lo que es importante estar al tanto de los factores de riesgo y los métodos de diagnóstico disponibles. En esta sección, exploraremos más a fondo qué es el tumor de recto, sus tipos, factores de riesgo, síntomas, diagnóstico, tratamiento y medidas preventivas.
Síntomas
Los síntomas más comunes en pacientes con cáncer de recto pueden variar, pero algunos de los más presentes incluyen:
- Sangrado rectal: Esto puede manifestarse como sangre en las heces o sangrado al evacuar.
- Cambio en los hábitos intestinales: Puede haber alteraciones en los movimientos intestinales, como diarrea o estreñimiento persistentes, que no se alivian con tratamientos habituales.
- Dolor abdominal: Se puede experimentar dolor persistente en la región abdominal, especialmente en la parte inferior del abdomen o en la zona del recto.
- Sensación de evacuación incompleta: Aunque se haya evacuado el intestino, puede persistir la sensación de que aún queda algo por evacuar.
- Masa abdominal palpable: En etapas más avanzadas, puede sentirse una masa o protuberancia en el abdomen, lo que sugiere un tumor en el recto.
- Fatiga inexplicable: La fatiga extrema y persistente puede ser un síntoma de cáncer de recto, especialmente si no se alivia con descanso adecuado.
Es importante tener en cuenta que estos síntomas pueden variar en intensidad y presentación en cada individuo, y la presencia de uno o más de estos síntomas no necesariamente indica la presencia de cáncer de recto. Sin embargo, si experimentas alguno de estos síntomas de forma persistente, es importante consultar a un médico para una evaluación adecuada.

Factores de riesgo
En Colombia, al igual que en otras partes del mundo, existen varios factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de desarrollar cáncer de recto.
Uno de los principales factores es la edad, ya que este tipo de cáncer tiende a afectar más a personas mayores de 45 años.
Además, los antecedentes familiares de cáncer colorrectal son un factor de riesgo importante, especialmente si un pariente cercano ha sido diagnosticado con la enfermedad.
La adopción de una dieta poco saludable, caracterizada por un consumo elevado de carnes rojas y procesadas y una baja ingesta de frutas y verduras, también puede aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de recto.
El sedentarismo y el tabaquismo son otros factores que pueden contribuir al riesgo de esta enfermedad en la población colombiana.
Además, la exposición a ciertos factores ambientales y la presencia de enfermedades inflamatorias intestinales, como la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn, también pueden aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de recto en individuos colombianos.
Es importante destacar que la atención médica oportuna y la adopción de hábitos de vida saludables pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollar esta enfermedad.
Prevención
La prevención del cáncer de recto se centra en la adopción de hábitos de vida saludables y en la detección temprana de la enfermedad. Mantener una dieta equilibrada rica en frutas, verduras y fibra, y limitar el consumo de carnes rojas y procesadas puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar cáncer de recto.
Asimismo, realizar ejercicio regularmente y mantener un peso saludable puede contribuir a prevenir la enfermedad. Es importante evitar el tabaquismo y moderar el consumo de alcohol, ya que ambos están asociados con un mayor riesgo de cáncer de recto.
Además, someterse a pruebas de detección periódicas, como la colonoscopia, a partir de los 45 años, o antes si hay antecedentes familiares de la enfermedad, puede ayudar a detectar y tratar el cáncer de recto en etapas tempranas, cuando es más tratable y tiene mejores tasas de supervivencia.
Diagnóstico / Detección
El diagnóstico del cáncer de recto generalmente implica una serie de procedimientos que ayudan a confirmar la presencia de la enfermedad y determinar su extensión. Algunos de los procedimientos más comunes incluyen:
Examen físico e historia clínica: El médico realizará un examen físico completo y recopilará información sobre los síntomas del paciente, antecedentes médicos y familiares.
Pruebas de imagen: Esto puede incluir una colonoscopia, que es un procedimiento en el que se utiliza un endoscopio flexible para examinar el interior del colon y el recto en busca de anomalías. También se pueden realizar pruebas de imagen como tomografías computarizadas (TC) o resonancias magnéticas (RM) para evaluar la extensión del tumor y detectar metástasis en otras áreas del cuerpo.
Biopsia: Si se detecta una anomalía durante la colonoscopia u otras pruebas de imagen, se puede realizar una biopsia. Durante este procedimiento, se toma una muestra de tejido del área sospechosa para su análisis bajo un microscopio. Esto ayuda a confirmar si las células son cancerosas y a determinar el tipo específico de cáncer de recto.
- Estadificación: Una vez confirmado el diagnóstico de cáncer de recto, se realiza una estadificación para determinar la extensión del cáncer y planificar el tratamiento adecuado. Esto puede implicar pruebas adicionales, como estudios de imagen, análisis de sangre y posiblemente una cirugía exploratoria para evaluar la propagación del cáncer.
Es importante destacar que el diagnóstico y la estadificación del cáncer de recto son fundamentales para planificar el tratamiento adecuado y determinar el pronóstico del paciente. Por lo tanto, es crucial seguir las recomendaciones médicas y someterse a todas las pruebas necesarias para un diagnóstico preciso.
Tratamiento
El tratamiento del cáncer de recto generalmente implica una combinación de diferentes modalidades terapéuticas, adaptadas a la etapa y la extensión del cáncer, así como a las necesidades individuales del paciente. Las principales formas de tratamiento incluyen cirugía, quimioterapia, radioterapia y terapias dirigidas:
- Cirugía: La cirugía es a menudo el primer enfoque para el tratamiento del cáncer de recto. Dependiendo de la ubicación y el tamaño del tumor, así como de la extensión del cáncer, se pueden realizar diferentes tipos de cirugía. Esto puede incluir una resección local, en la que se extirpa el tumor y una porción del tejido circundante del recto, o una resección en la que se extirpa todo el recto junto con el ano y el canal anal. La cirugía puede ser curativa, especialmente en etapas tempranas, o paliativa para aliviar los síntomas en etapas avanzadas.
- Quimioterapia: La quimioterapia utiliza medicamentos para destruir las células cancerosas o evitar que crezcan y se dividan. Se puede administrar antes o después de la cirugía, o como tratamiento único para el cáncer de recto avanzado. La quimioterapia adyuvante se administra después de la cirugía para reducir el riesgo de recurrencia, mientras que la quimioterapia neoadyuvante se administra antes de la cirugía para reducir el tamaño del tumor y facilitar la extirpación quirúrgica.
- Radioterapia: La radioterapia utiliza radiación de alta energía para destruir las células cancerosas y reducir el tamaño del tumor. Se puede administrar antes de la cirugía para reducir el tamaño del tumor y mejorar las tasas de resección completa, o después de la cirugía para destruir las células cancerosas restantes. La radioterapia también puede ser utilizada como tratamiento paliativo para aliviar los síntomas en etapas avanzadas del cáncer de recto.
- Terapias dirigidas: Las terapias dirigidas son medicamentos que actúan específicamente sobre las células cancerosas, atacando sus puntos vulnerables y bloqueando la proliferación tumoral. Estos medicamentos pueden ser utilizados en combinación con la quimioterapia o la radioterapia para mejorar la eficacia del tratamiento. Algunas terapias dirigidas, como los inhibidores del factor de crecimiento epidérmico (EGFR) y los inhibidores de la angiogénesis, han mostrado eficacia en el tratamiento del cáncer de recto metastásico.
El tratamiento del cáncer de recto es individualizado y puede variar según las características específicas del paciente y la enfermedad. Es importante trabajar en estrecha colaboración con un equipo multidisciplinario de especialistas en cáncer para desarrollar un plan de tratamiento óptimo y brindar el mejor cuidado posible al paciente.
¿Cómo lo tratamos en la Fundación Santa Fe de Bogotá?
El tratamiento integral del cáncer de recto requiere la participación de varias especialidades médicas y profesionales de la salud para abordar los diversos aspectos de la enfermedad y brindar una atención completa y coordinada. Algunas de las especialidades médicas que suelen participar en el tratamiento integral del cáncer de recto incluyen:
- Oncología Médica: Los oncólogos médicos son especialistas en el diagnóstico y tratamiento del cáncer utilizando terapias sistémicas como la quimioterapia, las terapias dirigidas y la inmunoterapia. Trabajan en colaboración con otros especialistas para desarrollar planes de tratamiento personalizados para cada paciente.
- Cirugía Colorrectal: Los cirujanos colorrectales son especialistas en la cirugía de los órganos del sistema digestivo, incluido el recto. Realizan procedimientos quirúrgicos para extirpar el tumor y partes afectadas del recto, así como para reconstruir el tracto intestinal cuando es necesario.
- Radioterapia: Los radioterapeutas son especialistas en el uso de radiación ionizante para el tratamiento del cáncer. Trabajan en estrecha colaboración con otros miembros del equipo para planificar y administrar la radioterapia, ya sea antes o después de la cirugía, para reducir el tamaño del tumor y destruir las células cancerosas restantes.
- Oncología Radioterápica: Estos especialistas se centran en el uso de la radiación para tratar el cáncer. Colaboran con otros miembros del equipo para planificar y administrar la radioterapia de manera efectiva, asegurando que se administre con precisión y con el menor impacto posible en los tejidos sanos circundantes.
- Enfermería Oncológica: Las enfermeras especializadas en oncología desempeñan un papel fundamental en la atención integral del paciente con cáncer de recto. Proporcionan apoyo emocional y educación al paciente y a su familia, coordinan el cuidado entre los diferentes especialistas y ayudan a gestionar los efectos secundarios del tratamiento.
- Nutrición Clínica: Los nutricionistas clínicos trabajan con pacientes con cáncer de recto para desarrollar planes de alimentación personalizados que ayuden a mantener una nutrición adecuada durante el tratamiento y la recuperación.
- Psicooncología: Los psico-oncólogos ofrecen apoyo emocional y psicológico a los pacientes y sus familias, ayudándoles a hacer frente al impacto emocional del cáncer y a desarrollar estrategias de afrontamiento efectivas.
La colaboración entre estas especialidades médicas y profesionales de la salud es fundamental para proporcionar una atención integral y coordinada a los pacientes con cáncer de recto, garantizando así el mejor resultado posible en términos de tratamiento y calidad de vida.

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Preguntas Frecuentes
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